COLUMNISTAS

Colonización cultural 

 

Por Herlindo Robles

En el marco de la V Conferencia por el Equilibrio del Mundo, el presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel denunció la colonización cultural desarrollada por los Estados Unidos en el sur del continente, que busca: “que nuestros pueblos vean como obsoletos nuestros valores, que vean como obsoletas sus raíces, que vean como obsoleta nuestra identidad, ¿Para qué? Para asumir el modo de vida norteamericano.

En efecto, la política de colonización es bien sabido que ha permeado desde Hollywood, Disney y otras empresas de penetración cultural, que ha permitido la expansión de McDonalds, Coca Cola y demás empresas transnacionales que se establecen en diversos países y se convierten en capitales intocables por el manto de poder de las embajadas estadounidenses, al más puro estilo amafiado de “tocas a uno y tocas a todos”.

 

 

Desde luego que estas empresas han trastocado los intereses de países que antes eran independientes y hoy son serviles a los intereses de empresas como Uber, Monsanto y muchas otras depredadoras de países latinoamericanos y en otras partes del orbe. Muchos mecanismos han sido fraguados desde la desafortunada Doctrina Monroe, pasando por los acuerdos de la Conferencia de Yalta y Potsdam, en la cual los países aliados se repartieron el mundo como neo emperadores, cuasi alejandrinos.

Así jurídicamente los Estados Unidos, se agenció todo el continente americano, con vidas y haciendas, defendiendo rabiosamente su postura, con golpes de Estado protagonizados por militares traidores a sus naciones, e ideólogos como Milton Friedman, el cual adoctrinó alumnos de la Universidad Católica de Chile, para crear el supuesto “Milagro de Chile”,  en el cual se entregaron los bienes nacionales a empresas en su mayoría transnacionales, con el empobrecimiento de masas laborantes, que se les inculcó la aceptación de su destino como serviles del capital sin derecho a tener más haya de un salario fijado por la buena voluntad de su patrón, a cambio de su compromiso de ser cada vez más productivos a sus empresas.

Así la cultura imperialista, vende la moda de utilización de plataformas de servicios, burlando las políticas de protección social de diversos países entre ellos México, penetrando en esferas exclusivas de explotación a mexicanos, como lo es el transporte público, regulado por la Ley de Inversión Extranjera, burlada cínicamente por un simple Acuerdo administrativo firmado por la administración rosada de Miguel Ángel Mancera, bajo un manto de sospechosa complicidad, con la transnacional, que ha venido empobreciendo al gremio taxista de muchos países. Es eso una muestra de la colonización cultural a que se refirió el presidente Díaz-Canel, poniendo el dedo en la llaga, respecto del empobrecimiento de los países manipulados por el neo colonialismo empresarial, fraguado en el neoliberalismo económico.

En el contexto mexicano, nos encontramos vulnerables, pues los cabilderos de empresas transnacionales, deambulan entre las oficinas de legisladores de ambas Cámaras, coqueteando con la voluntad de los mismos para mitigar los cambios que nacionalistas comprometidos plantean en iniciativas de defensa de la soberanía nacional.

Para lo cual prestos los aburguesados conservadores, se alían con empresas e intereses oscuros, apoyándose en medios de comunicación, propiedad de malos mexicanos, que instruyen a sus empleados líneas informativas, sesgadas y de confrontación al mismo poder ejecutivo nacional. Pues no solo son los denominados “chayoteros neoliberales”, quienes hacen daño al país, sino que se debe tomar en cuenta que ellos son, simples marionetas manejadas por los hilos de la nomina empresarial, sin que medie su voluntad sino la de quien les mantiene la paga.

 


 

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