COLUMNISTAS

Democracia popular latinoamericana contra el imperalismo 

 

Por Arturo Salcido Beltrán

La ola democrática latinoamericana que durante décadas a sangre y fuego, sufriendo represión, persecuciones, calumnias, golpes bajos, fraudes electorales, golpes de estado, se ha enfrentado a las oligarquías locales asociadas al imperialismo norteamericano, ha logrado avanzar, lentamente y luego ha sido obligada a retroceder con grandes costos sociales con pérdidas de líderes y de movimientos, ahora, ante los triunfos de últimas fechas de Lula, de Petro, de Boric, se ve enfrentada a un imperialismo más agresivo, que ante el avance de otras potencias, Rusia y China, manotea y patalea por todo el mundo, amenaza, sanciona, golpea, pone de rodillas a los gobiernos europeos, provoca por todo el mundo y reclama lo que considera su patio trasero y vuelve a orquestar ataques contra los grandes lideres que no se le hincan y golpea a las economías latinoamericanas.

Simultáneamente, en Argentina contra Cristina Fernandez, en Perú contra Pedro Castillo, en Brasil contra Lula, y en todo el continente al sur del Río Bravo, el imperialismo destruye todo lo que se le opone. Claro, la prensa local, toda en manos de unas cuantas familias, están al pendiente de cada pose del nazi ucraniano, a la vez que con gran placer se suman a las campañas de calumnias y desprestigio de quienes se enfrentan a la maquinaria de poder que se siente amenazada en los excesos de sus privilegios.

Pero esta historia ya la hemos vivido con algunos matices, aunque es la primera vez que toda América Latina se alza en movimientos populares electorales que reclaman mayor bienestar social, estabilidad económica, defensa de los recursos naturales y mínimos de distribución de la riqueza. En el pasado no se dieron fenómenos de liberación simultáneos, excepto Cuba y Nicaragua, pero con triunfos muy distantes en las fechas y luego se sumó Venezuela. En medio de eso, las dictaduras más sangrientas, mezcladas con otras menos represivas se dieron simultáneamente por toda la región. Cientos de miles de muertos en todo el continente por cortesía de la democracia bicéfala, disfrazada de demócrata y republicana en contra de nuestros pueblos.

Las carencias de los pueblos, sus necesidades, los anhelos de libertad, justicia, bienestar, nos llevan a luchar una y otra vez y a enfrentarnos repetidamente a un poder implacable.

Ya lo hemos vivido en cada país. Sabemos perfectamente que todo triunfo popular volverá a ser derrotado por el imperialismo militarista norteamericano y sus aliados locales.

Bajo la seguridad de esa premisa, los movimientos democráticos nacionalistas locales, tratan de avanzar sin hacer mucho ruido; han cambiado el lenguaje, los programas de lucha, las demandas sociales.

 

LA LUCHA SOCIAL

Se trata de luchar sin despertar al monstruo; que no se enoje; que vea que sólo queremos participar hasta donde nos lo permitan.

Jugar a la democracia de los ricos, hasta donde los ricos quieran.

Por eso, ya no hay organizaciones obreras, ya no se lucha por aumentos salariales y se dejan perder todas las conquistas anteriores. Hoy nada más se trata de ser popular y simpático y atraer votos. Sin tocar las estructuras de poder, sin afectar el modo social de producción que asegura el reparto de miseria para muchos y el bienestar absurdo para pocos.

No se vale organizar a las masas para ir más allá del voto. Es válido repartir algunas migajas como programa de bienestar social. Nada de conciencia política, de militancia, ni de ideologías pasadas de moda. Los pueblos deben votar y aplaudir, y dar gracias por los nuevos líderes carismáticos.

Por eso en Perú como a la oligarquía local asesorada por el miserable secretario General de la ONU, no les gustó nunca el profesor de pueblo que quiso ser presidente, lo destituyeron por incapacidad moral. Aparte de que eso no significa nada y no está tipificado en ningún lado, ¿Qué político en el mundo pasaría un examen de esa barbaridad?

 

 

EL GOLPE DE ESTADO EN PERÚ

Pedro Castillo ha sido derrocado y enviado a la cárcel por querer dirigir y creer que podía conducir un proceso democrático él solo. No había nadie a su lado; lo intentó, se aferró, luchó.  Pero estaba solo.

Bolivia, Argentina, Chile, Brasil, Colombia, Perú, Ecuador, México, Cuba, Nicaragua, Venezuela, la lucha no es de dirigentes iluminados. La lucha es del pueblo organizado, y sólo con el pueblo se podrá construir a largo plazo.

Pedro Castillo es el presidente legítimo del Perú; ganó la presidencia de la República en una elección legitima y reconocida dentro y fuera del país. Cualquier acto en contra de su personalidad constitucional está fuera de la ley.

Pedro Castillo es el nuevo símbolo de la lucha latinoamericana en contra del imperialismo y la derecha fascista.

Pedro Castillo jugó a la democracia burguesa con las reglas de la burguesía, con los instrumentos políticos y de poder de la burguesía, con los aparatos judiciales de la burguesía, respetando al ejército de la burguesía, soportando la actitud miserable de los medios de difusión de la burguesía, y ganó. Les ganó a todos; derrotó a los aparatos de poder, derrotó temporalmente los designios del imperialismo. Desafió a la potencia imperial; irritó a los dueños del país. Pero lo reconocieron como presidente, y temporalmente se sometieron, como hace la derecha en Argentina, en Chile, en Brasil, en México, en todos los lugares del mundo en los que los pueblos obtienen victorias contra la dictadura del capital.

Se agazaparon igual que Pinochet, esperando la orden para atacar. Igual que tantos otros gorilas que han llenado de sangre nuestra historia.

Se sometieron a las formas pero tejieron día y noche en las sombras esperando el momento. Jugaron a una nueva legalidad burguesa, destituir al presidente, el humilde profesor rural, salido de la nada, que les ganó a todos. Destituir al presidente.

¿Bajo qué cargos? ¡No hay nada de qué acusarlo! ¡Pues se inventa! A alguien se le tiene que ocurrir algo, y surgió la genialidad fascista: “incapacidad moral”, ¿Qué es eso? ¿Qué significa? Nada, pero no tenían otra cosa. Lo intentaron una y otra vez, lo acosaron, lo calumniaron, denigraron todo lo que él y su familia representaban, y un día, ya no pudo mas; como Manelick con su plebeya mano se hizo justicia el siervo, y de un manotazo, en pleno uso de facultades constitucionales, decretó la disolución del congreso y de manera legítima y correcta, convocó a una nueva elección legislativa y a la formación de un congreso constituyente, dando así cumplimiento a una promesa de campaña que le dio el voto popular mayoritario.

Algunos dicen que se desesperó y violó la ley; nada de eso; actuó con la ley en la mano; el maestro rural se convirtió en maestro de la democracia de nuestro tiempo; volvió a derrotar al monopolio del poder con sus propias reglas, pero…

hasta sus compañeritos de alianza política se espantaron y corrieron a refugiarse bajo las faldas de la oligarquía, y entonces decidieron destituirlo sin más, ya todos de la mano, consumaron una audacia: desconocer al presidente, pero no pueden, ya no eran congreso, había sido disuelto por el presidente legitimo, que sigue siendo presidente de la República de Perú, aunque todavía no sea república.

Claro que en el camino, en ese día fatídico de la historia del Perú y de América Latina, en ese mal día para nuestros pueblos, el ejército peruano, como todo ejército clasista, recordó quienes son sus verdaderos jefes y se disciplinó cumpliendo su voluntad.

De inmediato surgieron los payasos sin dignidad a ofrecerse de comparsas para desplazar ilegalmente al presidente legitimo. Una discípula de Juan Guaidó, de Jeanine Áñez de tantos otros miserables.

Pedro Castillo, el presidente legitimo de Perú está en la cárcel. Como estuvo Lula, como quisieron hacer con Evo, como quieren hacer con Cristina. Acusados de nada, pero culpables de haber desafiado a los dueños del capital.

La burguesía  se espanta de los llamados a la revolución y a la construcción de una sociedad sin clases, pero siempre han demostrado que no sirve de nada jugar con sus reglas.

Nuevos dirigentes sociales han de surgir menos complacientes con la farsa electoral capitalista.

Por lo pronto, la derecha peruana ha perdido la máscara. Son usurpadores del poder.

 

 

 

 

* Director General de publicaciones del Instituto Politécnico Nacional | 2001-2010

* Autor del proyecto de iniciativa de ley para una Nueva Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos | 2000

* Diputado federal por el partido comunista mexicano | 1979-1982

* Presidente del colegio nacional de economistas | 1989-1992

 

 

Correo: asalcido.b@gmail.com

Twitter: @AsalcidoB

 

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