NACIONAL

Morena es su adversario

 

<< Las elecciones internas sólo fueron el principio de falta de compromiso contra intereses individuales dentro y fuera de sus tres niveles de gobierno >>

 

Por Ángel Álvaro Peña

La división en Morena originada por las elecciones internas no fue subsanada ni con las impugnaciones en sus tribunales ni con el anuncio de que había candidata a la gubernatura del Estado de México.

La lucha interna de Morena no tiene como causa la democratización del partido sino las ambiciones personales de quienes no quedaron conformes con los resultados. La aparente división de Morena tiene su origen en 19 de los 300 distritos electorales; sin embargo, es una muestra de la inconformidad que se expresa ante los comicios.

El pleito visible por las anomalías en la jornada electoral y los resultados es sólo una parte de lo que sucede en la pugna por el poder en Morena. A falta de enemigo en el exterior, buenos son los contrincantes adentro del partido y se dan con todo como si fuera el enemigo a vencer y exterminar.

A la jornada de comicios internos le siguió una temporada de huracanes a interior del partido. Las acusaciones de siembra de boletas en las urnas, acarreo, coacción y presiones para votar, siguieron trampas en la administración públicos, actos adelantados de campaña, sabotajes a sus propios compañeros. Impulso de los que quieren empujar a los que están para quedarse ellos, etc.

EL presidente ha pasado la mitad de su periodo, las presidencias municipales también están en la recta final y los que quieren llegar empiezan a empujar a los que ahora despachan en las oficinas de gobierno haciéndolos ver como un estorbo para sus carreras políticas a pesar de que se trata de personas del mismo partido.

Así, lo único que demuestran es que ni la democracia interna o externa les importa, ni el partido, ni la Cuarta Transformación les interesa. Lo único que les importa es llegar a un puesto de elección popular o directo para hacer de las suyas como en los viejos tiempos hiciera el PRI con los cargos.

Una vez que las elecciones del sábado y domingo últimos de julio definieron las candidaturas que impulsarán otras candidaturas para 2024, y se resguardara la permanencia en los estados de Morelos y Puebla, desde adentro de las estructuras de gobierno, en sus tres niveles, continua la lucha sorda pero no por ello imperceptible.

Se trata de rupturas que tienen características particulares que terminan por dividir no sólo a los militantes sino a gobiernos y hasta familias. Sucede en todo el país, porque el que logró subir se marea con una altura de poco tamaño y deja atrás en el olvido a quienes lo impulsaron, éstos, con el resentimiento que los poderosos provocan, quieren tumbarlo con críticas y abren el camino hacia su personal carrera al triunfo electoral, que muchos consideran asegurado.

 

La confianza de muchos morenistas en cuanto al triunfo en las urnas se vendrá abajo, porque las críticas que hacen a sus propios compañeros repercutirá en el ánimo de los electores a la hora de elegir representantes. Peros se olvidan de repercusiones y sólo toman en cuenta su camino ascendente hacia el logro particular.

En el norte de Veracruz, sucede algo que es particularmente privativo del resto del país en los gobiernos de Morena, donde el presidente municipal se marea cuando se sube a un ladrillo y se vuelve no sólo inalcanzable, sino que dentro de su propio equipo se vuelven tiranos, misóginos y prepotentes.

Regatean derechos a las mujeres desde una posición que no coincide con los ideales de un partido político contemporáneo. Se refugian en su poder y ordenan desde la ratonera de sus oficinas dejando a un lado los derechos de las trabajadoras principalmente, quienes deben soportar las humillaciones de alcaldes que imponen a hombres sin capacidad ni experiencia en los espacios donde las mujeres han tenido un buen desempeño y experiencia.

La descomposición de Morena tiene en Veracruz uno de los puntos más frágiles desde la designación de quien fuera secretario del gobernador, para encabezar al partido en la entidad. La inconformidad que creó esta decisión unilateral sin elecciones de por medio inició los enfrentamientos en el partido en el poder sin poder hacer justicia.

Llegó el momento en que toda inconformidad era apagada ya sea por la indiferencia o la falta de disposición para contribuir al fortalecimiento de la democracia interna del partido. Pero desde ese momento se vio que eran conceptos que a la cúpula del partido en la entidad no le interesa.

En lugares donde Morena carece de fuerza se utiliza la vieja técnica de tener a un enemigo común para mantener la unidad. Así en lugares como Nuevo León encontraron un frente que los cohesiona a partir de la lucha contra un gobernador que nunca debió estar en ese cargo y que al dejar sin agua a la entidad se dirigen todas las baterías contra su administración. Pero de no ser en casos de tan clara problemática social, Morena se divide y enfrenta en su interior.

En un puerto cercano hay movimiento futurista, porque desde la principal sindicatura se cuestiona a su correligionario el alcalde, quien tiene a una fuerte enemiga en ese cargo. En el gobierno municipal anterior panista fue regidora, y, según ella, será la próxima presidenta municipal, puesto desde donde asegura a los medios de la localidad que terminará con la austeridad y les repartirá dinero a manos llenas.

Desde esa bella ciudad, se intenta desperdiciar una buena administración por ambiciones personales. Se ataca lo que sirve y se apuesta por la experimentación en nombre del rencor y la improvisación. La división es clara y las ambiciones también, el problema es que quiere sacrificar lo bueno que existe por la improvisación y la ignorancia.

Este personaje convenció a los regidores, a fuerza de promesas, de hacerle contrapeso al presidente municipal y rechazar todas sus propuestas, para impedir que luzca su imagen, de tal suerte que el alcalde sólo cuenta con tres votos en el ayuntamiento.

En Hidalgo, hay enfrentamiento que anuncia división, aunque no puede hablarse de escisión porque lo que mantiene unidos a sus militantes es la garantía del triunfo electoral que pueden lograr en Morena porque todavía la ola electoral llamada López Obrador sigue vigente a la hora de votar.

Esta lucha interna que n se sale del ring de una pelea a muerte corre el riesgo de desbordarse y crear corrientes radicales al interior de Morena, las cuales después no podrán detener.

Morena puede ser vencida desde adentro, unos inconformes individualistas, otros infiltrados discretos que sabotean elecciones y decisiones, otros que desde la altura de sus posiciones no permiten críticas y rechazan ayuda podrán debilitar al partido antes de lo previsto.