NACIONAL

Desbandadas y traiciones, la oposición inicia débil

 

<<Una vez puestas las reglas del juego los tres partidos tendrán que ceñirse a las reglas para no romper el pacto>>

 

Por Ángel Álvaro Peña

Una vez que se dieron a conocer los lineamientos de la alianza opositora para seleccionar al candidato a la Presidencia de la República, hubo quien dudó de la transparencia de dicho proceso y prefirió hacerse a un lado.

La estrategia de la alianza opositora que bautizaron Va por México, se parece a la de Morena, pero no tomaron en cuenta que la coalición alrededor del partido en el poder ya está conformada y la alianza está integrada por tres partidos, que en otros tiempos compitieron entre sí por la victoria electoral.

 

 

Cada partido seleccionará a un candidato y los someterá al escrutinio popular. Si no está de acuerdo alguno se rompe la alianza. Algo similar podría pasar en Morena cuando alguno no acepte los resultados de la encuesta y se vaya a otro partido a competir por la Presidencia de la República. Las acusaciones de traidor en Morena desgastarían a ese tránsfuga y seguiría encabezando las encuestas; sin embargo, si alguno de los protagónicos candidatos de la oposición no está de acuerdo, en ese momento se deshace la alianza, que ya empezó a hacer agua.

Ente los acuerdos no hay normas que garanticen la unidad, ni condiciones que rompan la cohesión, de tal suerte que sus reglas dejan abierta la posibilidad de ruptura.

La elección de cada uno de los partidos debió realizarse en su interior para tener al candidato, pero Creel no puede correr ese riesgo.

 

COMIENZAN LAS DECLINACIONES

Para empezar en el PAN, Mauricio Vila, uno de los pocos cuadros decentes que podría competir por la candidatura de la alianza con un pasado limpio, se bajó de la posibilidad. Sabe que en ese partido el único que va es Creel, quien siempre estuvo detrás el trono, es el verdadero líder nacional del PAN, Marko sólo es su títere.

Otro de los cuadros de la derecha que no quiso que lo tomaran en cuenta fue Germán Martínez, senador salido del PAN, y forma parte del Grupo Plural, sin registro alguno.

 

 

La alianza opositora había convocado al Frente Cívico Nacional para que algunos de sus miembros contribuyeran a este proceso de selección, lleno de puntos negros y vacíos legales. Así se le llamó Comité Electoral Ciudadano compuesto por Arturo Sánchez, panista de hueso colorado; Marco Antonio Baños Martínez, quien fuera asesor de César Verástegui. El Truko, alfil de Francisco García Cabeza de Vaca; Leonardo Valdés, expresidente del entonces IFE; María del Carmen Alanís, ex magistrada presidenta del Tribunal Electoral, Teresa González Luna, ex consejera del INE; Rosa María Mirón, ex consejera del Instituto Electoral del Distrito Federal; Mariclaire Acosta. Además, no podía faltar María Elena Morera, Sergio Aguayo y Guillermo Sheridan.

De los cuales ya desertó Sergio Aguayo, y deja a ex consejeros electorales, ex magistrados electorales y resentidos que lo acompañan.

Al momento de iniciar su camino hacia las elecciones las deserciones y señalamientos empezaron en el PAN, pero el PRI sigue desmoronándose. En Hidalgo dejaron el tricolor, además de la desbandas de los diputados locales y el dirigente estatal, a unos minutos de anunciarse las estrategias de selección del candidato a la Presidencia de la República, renunciaron a ese partido 15 presidentes municipales, 27 encargados de comités municipales, 70 síndicos y regidores y los que faltan.

La situación del PRI en Hidalgo, donde nadie duda que estén las manos de Omar Fayad y Miguel Ángel Osorio Chong, pone en riesgo al partido de perder el registro en esa entidad, así como la lo perdió en Quintana Roo, luego de la gran derrota que sufrió Leslie Hendricks, hija de uno de los consejeros incondicionales de Alito, el ex gobernador de esa entidad Joaquín Hendrix.

La imposición de Carolina Viggiano en Hidalgo, esposa de Rubén Moreira, como candidata a la gubernatura, decisión tomada por la cúpula priísta está cobrando sus consecuencias.

 

LA GRAN DESBANDADA

Habrá que definir con precisión lo que es una desbandada partidista y una renuncia de algún miembro de cualquier partido en busca de un cargo de elección popular. Porque los que se autodenominan analistas de viejo cuño le llaman desbandada como si fuera lo mismo que la salida de los priistas hidalguenses y los que preparan en Sinaloa también su salida del partido, a las renuncias de personajes como Rocío Nahle o Ricardo Sheffield Padilla, que van a competir por la gubernatura sus propios estados.

El desgaste de la oposición es tan grave y mayúsculo que a sus líderes les sobra pesimismo y quieren colocárselo al contrincante, diciendo que en Morena también ha desbandada. Lo cierto es que hay renunciar para conquistar más espacios en el territorio nacional como es Guanajuato que ha estado en manos del PAN y se ha convertido, en los últimos años, en el estado más violento del país.

 

 

Así, la alianza opositora llega débil a la contienda porque al tratarse de tres partidos sin democracia interna, donde el líder nacional tiene la última palabra y la decisión de sus líderes está todavía supeditada a la voluntad de su patrocinador, el empresario Claudio X. González, quien poco sabe de política y mucho de trampas, el destino puede adelantar que es alianza puede romperse en cualquier momento, porque Alito no permitirá que sea Creel el candidato. Ahí está en la lista de espera, con ansias y muchas declaraciones en los medios, Enrique de la Madrid, quien asegura que él es el bueno. Le siguen Beatriz Paredes, Alejandro Murat, también quiere reivindicarse ante sí mismo el hombre de la doble nacionalidad Ildefonso Guajardo, quien hizo de la Profeco su caja chica personal.

Por su parte, Morena tiene tantos candidatos que puede que uno o dos se vean atraídos por ese vacío de líderes que padece la oposición, y que, una vez a punto de romperse la alianza, pueden abrirle la puerta a un morenista inconforme que en el fondo es más priista que sus actuales militantes.

La oposición le apuesta a una alianza que no tarda mucho en deshacerse a causa del protagonismo de los líderes de los tres partidos que al conforman. De ahí que abran la posibilidad no aprobada todavía, de tener un candidato que no provenga de ninguno de los tres partidos que conforma ese grupo y que pueda tener el empuje necesario para ser competitivo, aunque no gane.

La oposición cosecha lo que sembró en casi cinco años de vida política, nada bueno.