COLUMNISTAS

Ignorancia y caciquil, el C.P. N. del PRI y Alejandro Moreno

 

Por Carlos O. Silva Bandala

Por extensión a su definición gramatical el término cacique se emplea en un sentido más amplio para nombrar a cualquier individuo que, en un grupo, ejerce la autoridad abusando de su poder.

Esa realidad autócrata, tirana, que tuvo su expresión más difundida en América Latina en diferentes períodos de su historia, particularmente en nuestro país, pues creíamos que había desaparecido de la política, que solo era motivo de narrativas de un pasado de dominación e intromisión abusiva, valiéndose de su poder o influencia. Hoy vemos como otros tratan de ocupar su lugar, utilizando formas distorsionadas de gobierno en medio de un clientelismo político.

Es un error histórico en que está involucrando Alejandro Moreno al PRI, que mediante el Consejo Político Nacional pretende continuar su gestión al frente del instituto, hasta fines del 2024, porque no solo es la causa inapropiada de un reposicionamiento político en la presidencia del Comité Ejecutivo Nacional, sino, aún más grave, empeora la pérdida de confianza de la ciudadanía en el partido.

Y pudiera ser que, mediante argucias legaloides, su estadía logre ampliar los tiempos, pero difícil podrá acontecer que se legitime en la militancia y simpatía priístas. Alito Moreno no alcanza a entender la política dentro de un estado moderno, de leyes y normas socialmente aceptadas, que nos rigen y orientan a vivir en la legalidad. Los priístas de hoy, no son los sumisos y obedientes al servicio de caciques del pasado. Ese es el error histórico en que vive Alito en perjuicio imaginable para la desgracia mayor al PRI.

 

 

Alejandro Moreno, arrastra una cola tan larga de desprestigio personal y perdedor de elecciones estatales (11) como jamás ha acontecido en la octogenaria historia del Partido. De ahí que los expresidentes del PRI: Roberto Madrazo, Claudia Ruiz Massieu, Dulce María Sauri, Pedro Joaquín Cadwell y el Senador Miguel Ángel Osorio Chong, hayan hecho público su repudio a esa ambición autocrática de A. Moreno, que ha impuesto su voluntad como suprema ley del partido.

El reclamo no está encaminado por animadversión personal para destituirlo, sino más bien, por su desempeño poco ético, amoral público- político, que va más allá, porque al PRI lo está hundiendo cada vez más. Sin embargo, el TEPJF da revés a las impugnaciones presentadas por los expresidentes del PRI, Alito Moreno habrá ganado la primera gran batalla: continuar y decidir a conveniencia propia y de grupo, cual cacique, todo lo que viene para el 2024 en materia electoral. Sería una batalla pírrica, a modo, interna, porque las otras que vienen, muy complicadas y riesgosas para el futuro del Instituto, son precisamente las elecciones del 2024, circunstancias a las que no beneficia la desacreditada personalidad de Alito.

Sin dejar de reconocer lo mucho que ha representado el PRI en la transformación moderna del país, hoy dicho organismo remolca un descrédito nacional por abusos, corrupción e impunidad desde el poder público, que fue degenerando en su valor social poco a poco, pero lo de Alejandro Moreno no tiene parangón en la errática directriz de su gestión; erosiona aún más al partido. El desinterés recurrente de la gente al partido y la desventurada participación del Consejo Político Nacional, sumisa e ignominiosa, de haber aprobado por 458 votos la modificación estatutaria, que le da la posibilidad a Alito de continuar como dirigente nacional, evidencia como los “consejeros” se quedaron estancados en el viejo PRI de los 60/70, que actuaban como levanta dedos, importándoles muy poco el desprestigio y mala imagen pública/política de algunos, como es el caso de A. Moreno al soslayar el desdoro, del susodicho. Es insólito la participación colegiada del Consejo Político en la falta de debate para analizar asuntos de transcendencia en el momento histórico por el que hoy transita el PRI. No asimilan que México es un país avanzado y progresista, de participación social deliberativa, en la búsqueda constante por hacerse escuchar con la fuerza de la legalidad y del entendimiento, que deben prevalecer en los acuerdos políticos.

 

CONSIDERACIONES

Por ahora el PRI lleva la delantera en la alianza PAN/PRI/PRD, pues, los abanderados candidatos a los gobiernos de Coahuila y Edomex son priístas. No son candidatos de mutuo propio de Alejandro Moreno, lo son de los gobernadores Miguel A. Riquelme y Alfredo del Mazo. El resultado electoral, será un referente para estrategias a seguir, en el sentido de si el candidato de tal alianza será priísta o panista, en cuyos acuerdos se verán muy complicados para la toma de decisiones, pues, Alito Moreno no podrá pasar por alto el resolutivo, que obligadamente debe aprobarse en la Asamblea Nacional: solos o acompañados y con quien como el candidato presidencial; aún más si el candidato de la alianza fuere del PAN. De allí la alerta de los expresidentes del PRI para regresar a la legalidad, a la que obliga los documentos básicos del partido.

 

CONSEJO POLÍTICO NACIONAL

Los consejeros conforman un organismo de representación asesor, que delibera, opina y propone mediante sus conocimientos y prácticas en todas las materias necesarias, que requieren de expertos que guíen el ejercicio político partidista. ¿El actual C.P.N. tiene esas características básicas a partir de datos objetivos y análisis de estos para afrontar situaciones de crisis políticas?, ¿Cuántos de esos 458 son políticos prestigiosos, inteligentes y capaces?, ¿O la mayoría son unos perfectos desconocidos y acomodaticios circunstanciales?, ¿La militancia y simpatizantes saben quiénes son esos 458? Quizá la mayoría sean fantasmas que como zombis se aparecen en la sede nacional del PRI para tomar decisiones amañadas, con un total desconocimiento de las reglas que regulan su funcionamiento claramente establecidas en el Reglamento del Consejo Político Nacional, que data el Capítulo 1, Artículo 2: El Consejo Político Nacional es el órgano deliberativo de dirección colegiada, de carácter permanente, subordinado a la Asamblea Nacional, en el que las fuerzas más significativas del Partido serán corresponsables de la planeación, decisión y evaluación política, en los términos de los estatutos del partido. El Consejo Político Nacional es un espacio de dirección colegiada que acerca y vincula a dirigentes, cuadros y militantes.

Es un instrumento que promueve la unidad y acción del Partido, ajeno a intereses de grupo e individuos. El Consejo Político no tendrá facultades ejecutivas.

 

LA ASAMBLEA NACIONAL

Existe un principio legal que dice: el desconocimiento de la ley no exime de responsabilidad. Esto es precisamente lo que sucedió en la reunión del C.P.N. que aprobó una reforma a los estatutos del partido, y a mayor abundamiento informativo, existe el antecedente de la convocatoria a la XXII Asamblea Nacional Ordinaria, que dicta en el párrafo octavo: Que el Partido Revolucionario Institucional tiene como órgano supremo la Asamblea Nacional, que está facultada para emitir y reformar nuestros documentos básicos, así como para conocer y analizar la situación política y electoral que observe nuestro instituto político y definir las líneas de acción a seguir.

Es la Asamblea Nacional el máximo espacio y participación plena, abierta y libre, así como una reflexión profunda, un análisis donde se respeta todas y cada una de las opiniones vertidas para construir conceptos consensuados que definan los objetivos de un partido moderno, y vanguardista, con la capacidad para transformar y transformarse y con la obligación y responsabilidad de corregir caminos y trazar nuevos.

Alejandro Moreno, al desconocer la razón presente de la máxima autoridad normativa del partido, la Asamblea Nacional, desoye a los priístas de todo territorio nacional, en el número que sean, tal vez varias centenas de miles de afiliados y simpatizantes, para atrincherarse en unos cuantos que conforman el Consejo Político Nacional.

No le falta razones a los expresidentes del PRI, Roberto Madrazo Pintado y demás, para oponerse a tan descocada pretensión autoritaria de Alito Moreno. Parafraseando al Senador Osorio Chong, Alejandro Moreno no es dueño del partido.

 


 

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