Las marchas, simbología de los cambios políticos
Por Carlos O. Silva Bandala
Las manifestaciones, protestas o marchas, son la exhibición pública de la opinión de un grupo (económica, política o social), mediante una congregación en las calles, en un lugar y/o fecha simbólicos, asociadas con esa opinión. Las grandes manifestaciones callejeras se recuerdan en la historia por el número de personas caminantes y/o congregadas. Por las imágenes de ellas, por sus causas o motivos y por sus efectos en los cambios políticos. La marcha e informe convocada para el próximo 27 de este mes de noviembre, lleva dos principales objetivos: mostrar de manera multitudinaria que el Presidente AMLO tiene el apoyo popular suficiente, que le da legitimidad social. Lo tiene constitucionalmente, sin embargo, la marcha del 13 de noviembre se ha interpretado de manera tendenciosa, haciendo creer que no tiene ese respaldo mayoritario su gobernanza. Las encuestas de opinión han sido consistentes desde el primer día de su mandato, que péndula entre los 60 y 70 puntos porcentuales favorables a él.
En el ejercicio de revocación o confirmación del mandato realizado en abril del 2021, 15 millones 159 mil ciudadanos votaron por su permanencia hasta el 2024 y un millón 63 mil votaron, porque se revocara. Aún cuando no se logró la participación del 40 %, más – menos 38 millones, para ser vinculante, ese ejercicio ciudadano confirmó que la mayoría de la gente desea que el Presidente AMLO siga como tal y termine su mandato conforme los tiempos constitucionales.
El propósito de la manifestación del 13 de noviembre fue mostrar que una parte significativa de la población no está de acuerdo con la política del Presidente AMLO, en sus consideraciones del comportamiento de los consejeros del INE. La gente ve al INE como un todo de la democracia, pero esta institución es solo una parte de la democracia. Ejercer el derecho al voto electoral para decidir quienes desean que se encargue del gobierno y de las representaciones en las cámaras de diputados y senadores, también es democracia. Poseer una credencial de elector emitida por el INE, sin distinción de condición económica, social o cultural, es democracia. Son muchos los factores que inciden en el concepto de democracia.
La manifestación al comento fue convocada para que el INE no se tocara (El INE no se toca), y el discurso del orador José Woldenberg así lo resaltó, sin embargo, hoy se pretende hacer creer que fue un retrato de inconformidad, generalizado, al gobierno del Presidente, que envalentonados, particularmente los del PAN, ya adelantan que derrotarán al Presidente y su candidato/a presidencial en el 2024. Nada más engañoso y embaucador que eso. La fotografía real de la fuerza opositora fue la votación de la confirmación o revocación del mandato. De manera encubierta en la defensa al INE, dejaron de mencionar la eliminación de las plurinominales y de la reducción del financiamiento público a los partidos políticos, pues no se atrevieron a decir estos no se tocan, lo escondieron e hicieron pensar a la sociedad que el INE desaparecería. ¡falso! El INE ha cambiado de nombre; antes IFE y ahora se propone INEC (Instituto Nacional Electoral y de Consultas) ¡No desaparece!
Si no pasa la reforma electoral al INE, propuesta por el Presidente, volverán a interpretar en la oposición PAN/PRD y quizá el PRI, como un triunfo demoledor al Presidente, que vislumbre derrotarlo igualmente en el 2024. Seguirán con sus discursos ilusos y huecas verdades, embrollando, porque no les queda de otra. No tienen liderazgos sociales de arrastre popular y carismáticos convincentes, que los sigan por decenas de millones de mexicanos, que los lleven al triunfo. No tienen la infraestructura organizacional para todo el territorio nacional, con soporte de recursos humanos materiales y financieros, necesarísimos y fundamentales en una elección presidencial.
Ahora bien, festejar cuatro años del gobierno del Presidente AMLO, informar de sus logros y retos al pueblo conglomerado en dicho evento, no es de obligada responsabilidad constitucional. La Ley Suprema obliga a presentar cada año un informe por escrito al Congreso de la Unión (diputados y senadores), en el que manifieste el estado general que guarda la administración pública del país. En la tradición del informe presidencial de los gobiernos priístas, en la mayoría de esos períodos sexenales, el Presidente de la República acudía y leía dicho informe. Esa fecha se le conocía como el día del presidente. Los congresistas y los invitados especiales, la clase VIPS: cúpula empresarial, la jerarquía católica, apostólica y romana y demás “personalidades”, le guardaban respeto, escuchándolo, aliados y opositores. No se le interrumpía, pues sería una irreverencia al Presidente de la nación. Pero cuando esto empezó a suceder, con las interrupciones de Porfirio Muñoz Ledo, para entonces expriísta, todo empezó a cambiar y se prefirió presentar el informe presidencial a través del Secretario de Gobernación en representación del Presidente de la República. El día del presidente había llegado a su fin y con la sola entrega del compendio informativo, se daba, se da cumplimiento a la norma constitucional.
Si bien, los diputados representan al pueblo y a ellos se les informa como mandata la Constitución, para el Presidente AMLO no es suficiente. El Presidente AMLO no es un tribuno parlamentario. Lo es de masas multitudinarias del pueblo. En esos escenarios es donde hace sentir su liderazgo y él en lo personal, se siente cómodo. De ahí que en el estilo personal del Presidente, rinda un resumen de informe presidencial del presentado en la Cámara de Diputados, ante una multitud de decenas de miles de simpatizantes de su liderazgo político y de su gestión gubernamental. Lo icónico que habrá de acontecer el 27 de noviembre, es que la magna concentración en el Zócalo capitalino (como los anteriores) ahora se acompañará con una marcha, igualmente multitudinaria.
SE HACE CAMINO AL ANDAR
El Presidente AMLO ha sido un marchista contumaz de grandes conglomerados ciudadanos. El 27 de noviembre próximo, ¿Caminará del Ángel de la Independencia al Zócalo capitalino, o solo se presentará para leer su discurso? ¿Los 23 gobernadores afines al Presidente, marcharán en esa ruta? ¿Lo harán los precandidatos presidenciales, Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard y Adán Augusto López? ¿O unos y otros se considerarán invitados especiales, invitados de honor y solo acompañarán en el entarimado, al Presidente en el Zócalo capitalino? Es de esperarse que la gobernadora de la CdMx marche, pues además es la precandidata mas aventajada de la 4T. Que decir de los diputados y senadores, afines y aliados. A darse baños de pueblo y mezclarse con él.
En determinadas circunstancias, en cualquier gobierno, se hace necesario demostrar que el pueblo mayoritariamente apoya a su gobernante nacional y además se hace imperativo para dar tranquilidad y confianza a los inversionistas extranjeros. Un Estado sin apoyo popular, es inestable y ahuyenta la inversión privada, ocasiona la fuga de capitales. La coincidencia de las marchas del 13 de noviembre y la del 27 de noviembre, son estrategias para un lado y para otro y a nuestro país, lo que más le conviene es demostrar fortaleza política y liderazgo social, gobernante.
CORTINA DE HUMO
Es una maniobra táctica que busca, al igual que la operación militar, esconder determinados hechos detrás de la cortina levantada, a fin de que sus adversarios políticos o la opinión pública no puedan verlos. Es una forma de desviar la atención popular de un objetivo.
La marcha del 13 de noviembre es innegable que concitó a decenas de miles de ciudadanos, con la idea de defender al INE de la propuesta por el Presidente: elección de consejeros mediante voto popular, reducir el número de consejeros de 11 a 7, compactar los INEs estatales en uno, es decir, desaparecer esas burocracias y que solo haya una institución nacional que se encargue de las elecciones federales, estatales y municipales. Es un engaño a la ciudadanía que, con esas propuestas del Presidente se esté atacando a la democracia. La cortina de humo que urdieron en el PAN, PRD y ahora se observa, también en el PRI, fue esa, la defensa del INE y aprovecharse para desechar o votar en contra el paquete integral de reforma electoral, en donde lo concerniente al INE, es solo una parte, porque de esa manera protege la oposición el que desaparezcan las candidaturas plurinominales y la posible reducción del financiamiento público a los partidos. Esa es la trampa en que cayeron los ciudadanos marchistas del 13 de noviembre. Reducir de 500 a 300 federales y de 128 a 64 senadores son dardos directos a las cúpulas partidistas que se han enquistado en ellos, para gozar de las diputaciones y senadurías plurinominales. Estas que son cuotas de poder leguleyas, que no fueron electas directamente por el pueblo. Lo que, promueve el Presidente, es que quienes hayan sido electos por la ciudadanía, sean sus representantes populares, más no por los partidos políticos. Los senadores y diputados, que han llegado al Congreso de la Unión por centenas, como plurinominales, ha quedado demostrado que no son capaces de triunfar en una contienda de elección directa. Son beneficiarios de tajada de poder político partidista, que se autonombran sabios políticos. Alejandro Moreno presidente del CEN del PRI ve amenazado continuar en algunas de las cámaras, pues tendría que dar la cara al pueblo y convencerlo, para ganar su confianza y llegar a una de esas representaciones. Lo mismo puede decirse de Marko Cortés y otros supuestos lideres partidistas que conforman sus equipos de trabajo. Ni yendo a bailar a Chalma triunfan en una elección de participación directa de la ciudadanía. Por eso la trampa de defender al INE y congelar la iniciativa presidencial de reforma integral electoral.
La marcha e informe del 27 de noviembre, del discurso del Presidente AMLO, es de suponer que dejará al descubierto la cortina de humo al comento. En la polémica desatada no está la síntesis informativa del Presidente, de eso no se ocupa la oposición; lo que les recela es la marcha ciudadana y su comparativa con la del 13 de noviembre. Estigmatizar con el término de acarreados como han llamado a quienes acudan el 27 de noviembre, es despectivo, sectario, discriminatorio. Conformamos una nación con más de 60 millones de pobres, 44 millones de clases medias: media alta, media- media y media baja. Este enorme grupo social de pobres y clases medias bajas, no dudemos que decidirá en votación mayoritaria, la Presidencia de la República 2024-2030, como históricamente ha sucedido. Son los pobres, llámenseles como los “acarreados”, como deseen, pero ellos habrán de inclinar la balanza sucesoria presidencial. Esa es la simbología de la marcha del 27. La democracia no distingue en calidad social, económica o cultural, cuantifica y esa es la diferencia que mandata quien nos gobierne.
Si la marcha del 13 de noviembre, según expresan los opositores mandó señales para no tocar el INE y con ello reventar la Reforma Electoral AMLO, la marcha del 27 de noviembre señalará de igual manera, que se acaben los privilegios que representan las plurinominales y se eliminen para siempre. Que gran parte del dinero público destinado a los partidos políticos, deje de ser su caja chica y en consecuencia se reduzca, para destinarlo a la atención de tantas necesidades que le hace falta a la gente (pobre). Las marchas al comento van derechito al 2024. Las campañas presidenciales están en camino son las marchas, también aunque se niegue.
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