COLUMNISTAS

Primer Round

Por Ricardo Homs

La bancada de Morena en el Congreso de la Ciudad de México asestó el primer golpe a la democracia. Con argumentos pichicateros debilitaron al Instituto Electoral de la Ciudad de México, reduciendo su operación simplemente para ahorrarse 50 millones de pesos.

Quien crea que el objetivo que persiguen los gobiernos de Morena es ahorrar recursos, quizá no está leyendo a profundidad esta estrategia, que es nacional.

Desde que el presidente López Obrador asumió la presidencia sorprendió con el discurso de la austeridad.

Es cierto que el abuso presupuestal ejercido en los últimos años es injustificable. En México el gobierno cuesta más que en muchos países de la importancia del nuestro y la realidad es que la corrupción tiene mucho que ver en ello.

Sin embargo, independientemente de la bondad de esta intención política, -de cortar el abuso-, es evidente que Morena ha descubierto que a través de promover ahorros presupuestales, aumenta su poder y control, sobre todo sobre los organismos rebeldes que han pretendido mantener su autonomía respecto de la 4T. Un instituto electoral como lo es el de la Ciudad de México, es un gran logro.

Un gobierno como el actual, -que siempre privilegió el beneficio colectivo por encima  de los aspectos económicos-, ha mostrado gran voracidad, pues los ahorros logrados a partir de la extinción de fideicomisos de gran tradición e importancia para el país, -como el que protegía a las víctimas de desastres naturales-, o por ejemplo la reducción de enfermedades que atiende el sector salud, -descritas en el catálogo-, han dañado a muchísimas familias y sin embargo, ¿a dónde ha ido a parar esa gran cantidad de dinero?.

Seguramente ese capital no está en las cuentas personales de los funcionarios públicos de alto nivel, pero bien podría estar en un cochinito reservado para campañas electorales… quizá la del 2024.

La opacidad con que se ha manejado el ahorro presupuestal genera muchas suspicacias, pues todos habemos que el perfil del presidente y sus más importantes colaboradores no es el de administradores, -sino el de políticos-, que es radicalmente opuesto.

Si la corrupción económica, -orientada hacia el objetivo de hacer crecer la riqueza personal de los funcionarios públicos fue la etiqueta del sexenio presidencial anterior-, la ambición enfermiza de acumulación de poder, es la de este.

Nos quieren imponer por la fuerza un proyecto de país y para ello pretenden asegurar el poder; y el capital es fundamental para alcanzar ese objetivo.

El control del INE es la joya de la corona, pero difícilmente podrán vencer el blindaje ciudadano que esta institución tiene.

El INE es el símbolo de la democracia para un gran número de mexicanos y dominarlo será complicado. El talante autoritario del gen morenista hoy está a flor de piel, pues durante muchos años estuvieron agazapados militando dentro de otros partidos políticos, hablando de democracia, pero sin sentirla.

Es cierto que debe haber muchos abusos dentro del INE y lo correcto es identificarlos y castigar a los culpables. Sin embargo, -aún con sus errores-, el INE es una institución madura que ha logrado construir confianza y siempre ha favorecido la justicia, lo que queda en evidencia con la alternancia partidista alcanzada durante estos últimos años, lo cual permitió al presidente López Obrador llegar al poder.

Hay una frase muy sabia dentro de la cultura mexicana: “si quieres conocer a alguien, dale poder”. Porque es cierto, el poder transforma a las personas débiles.

Si algo se ha logrado en estos últimos tres años, efectivamente es transformar al país, -pero no en el sentido que manifiesta la demagogia utilizada por la 4T-, sino en la conformación de una sociedad cada vez más exigente, consciente de sus derechos y con una idea clara del país que quiere construir.

El INE no se toca.

¿A usted qué le parece?