COLUMNISTAS

LA RENOVACIÓN DE LA CNDH

Ricardo Homs

La CNDH es fundamental para garantizar el respeto a los derechos humanos en un sexenio  en el que la lucha contra la delincuencia organizada debe ser una prioridad.

Una CNDH activa y fuerte como para enfrentar a las instituciones que participan en el combate a la delincuencia es fundamental.

La protección de los derechos humanos debe considerarse un blindaje fundamental como parte de los esfuerzos de pacificación del país, pues de no existir una figura vigilante que infunda respeto a instituciones tan poderosas como la Guardia Nacional y las Fuerzas Armadas, se estimula la discrecionalidad y el abuso.

La CNDH de Rosario Piedra Ibarra no sólo no infunde respeto a las autoridades, sino que ha sido un cero a la izquierda durante su administración. Ha sido una institución ausente durante la problemática de inseguridad generada por el crimen organizado.

Es notorio que la delincuencia y la violencia en contra de la población se han acrecentado por la apatía de las autoridades, que no han reaccionado frente a abusos del crimen organizado y han dejado a la ciudadanía en varias regiones del país a merced de los caprichos de los delincuentes.

Frente a esta problemática la misma CNDH debiese haberse manifestado exigiendo acciones contundentes al mismo gobierno, pues la inacción gubernamental puede considerarse violación a los derechos humanos de los mexicanos.

La CNDH debiese estarse manifestando exigiendo atención gubernamental para las madres buscadoras, que han sido ignoradas y dejadas en posición vulnerable frente a los victimarios de sus familiares, que incluso han amenazado y asesinado a muchas de ellas.

¿Dónde ha estado la CNDH frente al acoso delincuencial en contra de defensores de derechos humanos, que no han sido protegidos por las autoridades?

Los tiempos de hoy exigen una CNDH poderosa y muy activa. En contraste, tenemos una institución pusilánime.

Ya no digamos que en su intento de reelección su presidenta Rosario Piedra Ibarra ha falsificado una carta de apoyo a su postulación, supuestamente realizada y firmada por el obispo emérito Raúl Vera López, documento presentado ante las comisiones de derechos humanos y justicia del Senado de la República. Quien ha desmentido la carta ha sido el mismo obispo.

Esta carta falsificada constituye un grave delito que descalifica en automático a quien la realizó y eso amerita una investigación. Haber mentido durante su postulación inicial al cargo la primera vez, negando haber ocupado un cargo en MORENA cuando los requisitos para los aspirantes exigen no haber participado en ningún partido político, y ella había sido una activa dirigente.

Es obvio que las faltas morales como estas la descalifican de inmediato.

No sólo se debe descalificar a Rosario Piedra como candidata, sino que se debe replantear a la CNDH  para engrandecerla, e incluso darle dientes para que no sólo de recomendaciones que pueden ser ignoradas, -como sucede frecuentemente-, sino que sus declaraciones sean vinculantes y tengan respaldo jurídico para establecer demandas judiciales contra los malos funcionarios públicos y en contra de los violadores de derechos humanos.

Una CNDH poderosa es fundamental.

¿A usted qué le parece?