COLUMNISTAS

El karma

Por Ricardo Homs

Mientras varios periódicos impresos, -publicados el sábado 13 de abril-, dan como noticia de primera plana el inicio de las investigaciones sobre una posible red de tráfico de influencias y de corrupción alrededor del ministro en retiro Arturo Zaldívar, caso atraído por la SCJN. También circula un video en redes sociales, -grabado por la periodista Yohali Reséndiz-, quien describe una investigación realizada por ella, donde se evidencian conversaciones entre el ministro en retiro y sus colaboradores y se muestran fichas bancarias de depósito de supuestos pagos por favores recibidos.

Entre los casos que este video exhibe como pruebas, se muestran llamadas telefónicas comprometedoras, relativas al litigio dado a conocer durante 2023, cuando el ministro Zaldívar atrajo el caso de quienes están encarcelados como responsables del secuestro y asesinato de Hugo Wallace Miranda y a partir de su intervención se trató de exonerarlos de los cargos que los mantienen privados de la libertad, lo cual no prosperó.

Sin embargo, en la prensa y redes sociales se presentó a doña Isabel Miranda de Wallace, -madre de la víctima y promotora del castigo en contra de quienes mataron a su hijo-, como una mujer deshonesta que con base en su capacidad económica montó toda una campaña mediática en contra de los detenidos.

Hoy este giro que está dando la imagen pública del ministro en retiro Arturo Zaldívar, parece replantear todo este caso judicial y ponerlo a él en la posibilidad de haber sido el promotor de  de un delito equiparable a corrupción.

Sin embargo, quien visiblemente es su gran aliado, -el presidente López Obrador-, se ha convertido involuntariamente en su principal “testigo de cargo”, -o sea acusador-, pues en sus mañaneras reiteradamente el Presidente ha dado testimonio de cómo se acercaba al ministro presidente de la SCJN para pedirle favores para que interviniese presionando a jueces y magistrados para que emitiesen su dictamen, -resolución o sentencia-, en el sentido de lo solicitado por el titular del Poder Ejecutivo y cómo siempre obtenía respuestas favorable para lo solicitado..

Las declaraciones del presidente ponen al ministro Zaldívar dentro de una trampa, de la cual para salir de ella tendría que desmentir a su aliado, el presidente, -quien generalmente y sin conocimiento-, emite opiniones que usualmente terminan siendo una bomba mediática.

Un caso de este nivel, -si el ministro Zaldívar no logra acreditar su inocencia-, salpica hacia lo más alto de las instituciones de nuestro país, -por una parte-, pero lo más grave es que compromete al presidente, quien parece que no entiende que la democracia inicia con el respeto a la independencia de los tres Poderes de la Unión.

Sin embargo, -además del daño a la imagen de un presidente que se autocalifica como demócrata, aunque su conducta demuestre lo contrario-, añade un tufo de corrupción si la investigación de la SCJN comprueba los intereses económicos que estaban detrás de todo el tráfico de influencias ejercido desde la presidencia del Poder Judicial, cargo que ejerció el ministro Zaldívar.

Lo que el presidente López Obrador califica como colaboración durante la gestión del ministro Zaldívar, desde el ámbito jurídico se califica como intervencionismo en la vida de un poder autónomo, -como lo es el Judicial-, y por conclusión, autoritarismo que representa la acumulación de poder por parte del titular del Poder Ejecutivo.

Debemos tomar todo lo anterior como un simple indicio o hipótesis y esperar las conclusiones de la investigación de la SCJN.

¿A usted qué le parece?