ALIANZA ESTRATÉGICA
DEL OTRO LADO
Por Jessica Woolrich
Durante muchas décadas la sombra de la Guerra de Vietnam ocasionó que las relaciones entre dicha nación y Estados Unidos fueran complejas, los recuerdos de lo sucedido en aquel conflicto bélico no lograban quedar atrás; sin embargo, poco a poco ambas naciones fueron abriendo el diálogo y buscando soluciones para poder avanzar y construir nuevos acuerdos, es así que lograron llegar hasta este punto en el que hoy se han vuelto aliados que buscan contrarrestar la creciente fuerza y poderío de China, sobre todo con el tema de la producción de los microprocesadores.
Tal alianza ha sido plasmada en un acuerdo que Joe Biden y Nguyen Phu Trong firmaron el domingo 10, con el cual se busca impulsar la producción de semiconductores por parte de Vietnam, lo cual favorece a nuestro vecino del norte y ayuda a que no tenga tanta dependencia de la producción de China.
Claro está que aun cuando ésta es solo una alianza comercial, la realidad es que el acercamiento entre ambos países abre la puerta para que Estados Unidos siga buscando aliados en aquella región del mundo, continuando así la estrategia que inició el presidente estadounidense para lograr un contrapeso ante el crecimiento del gigante asiático, el cual parece no verse afectado por ninguno de los movimientos políticos ni comerciales iniciados por Estados Unidos.
Si algo sorprende de este tema es que Vietnam, contrario a su política exterior, se aventuró a una alianza que puede poner en riesgo las relaciones con sus vecinos, que seguramente no verán el acuerdo como una mera estrategia comercial, sino como una nueva amenaza que seguramente logrará que Vietnam se sume a la lista de naciones con las que China no mantiene muy buenas relaciones, lo cual tensa aún más el ya de por sí complejo ambiente que se vive hoy en día en aquella región del mundo, en el que la amenaza constante de un conflicto es una realidad y en donde China ha demostrado ir un paso adelante, porque quizás como bien lo dijo Marvin Harris: “El poder político genuino depende de su capacidad para expulsar o exterminar cualquier alianza previsible de individuos o grupos insumisos”.
