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La muerte de migrantes, capital político

 

Por Ángel Álvaro Peña

En cuanto se aproxima el nombramiento del sucesor, el presidente en funciones pierde no sólo fuerza sino espacios en los medios. Eso es lo que se ve desde afuera. Adentro, la soledad es mayor. Las jugadas políticas ocurren de manera espontánea entre sus cercanos y en ocasiones llegan a negarlo, o, por lo menos a darle la espalda.

Ante cualquier problema se echan la bolita uno a otro y finalmente dejan la responsabilidad al Presidente, porque quienes deben arreglar los problemas están muy ocupados en ascender en su carrera política.

Así sucedió con la muerte de 39 migrantes en Ciudad Juárez, donde hubo una serie de anomalías que no explican con lógica la causa del percance. Desde luego, la oposición se ha ocupado de señalar errores y conflictos en la actual administración con cualquier pretexto, de tal manera que tratarán no sólo de magnificar el hecho, que de por sí es grave, sino de alargar lo más posible la noticia para que siga siendo vigente y continuar golpeándose unos a otros, dentro y fuera de los partidos políticos.

Y en el esfuerzo por hacer perdurar la información, alargando la vida de los sucesos, mantienen la ayuda tanto de Adán Augusto como de Marcelo Ebrard, quienes siguen peleándose por evitar ser responsables de este lamentable hecho.

La oposición envió al lugar de los hechos contingentes de hombres y mujeres que prácticamente culpan de un incendio preparado por las autoridades del gobierno federal. El gobierno federal lleva a cabo sus investigaciones. En ambos casos parecieran buscar un autor intelectual, porque el simple hecho de que los sospechosos sean servidores públicos mueve a pensar que fueron pagados para realizar esta imperdonable acción.

Al politizarse el hecho, debió quedar claro que nadie puede pensar en la sucesión mientras no se conozcan las causas del incendio, donde se deslinden las responsabilidades en caso de haber culpables o bien que se explique el accidente y las causas reales de este incidente.

 

Las sospechas sobre delitos graves en la Cuarta Transformación no pueden quedarse en silencio y menos pretender que alcancen la impunidad. Ya está claro el caso de Gertz Manero, quien a todas luces es un delincuente que nadie ha podido remover de la Fiscalía General de la República, pero en otros casos también hay injustica, porque hay delito comprobado, pero no castigo.

Si el problema de la Migración había sido delegado a la Secretaría de Relaciones Exteriores y dejaba se responsabilidad de la Secretaría de Gobernación, hay una dependencia responsable, es decir deben investigarse a partir de ahí la causa. Esto no quiere decir que ninguno de los dos titulares deba ser sancionado, porque ninguno de ellos encendió el cerrillo para quemar a 39 seres humanos.

La conducción de los migrantes es un problema muy especial, su trato directo exige una capacitación adecuada y no se trata de cualquier acomodo de personas, sino de seres desesperados por salvar la vida y de los suyos y en la angustia total de no volver a ver a sus familiares más cercanos, en muchos casos.

Esto es sólo un ejemplo de cómo deben ser considerados.

Pero en muchos casos, los migrantes en México han sido discriminados, por quienes ahora exigen un castigo ejemplar para Adán Augusto o para Marcelo Ebrard. Los que evitaban pasar cerca de un haitiano en las calles de México, ahora exigen que esos mismos migrantes a los que les negaron un mendrugo de pan o una moneda sean vengados con un castigo político y muestran una indignación fingida, sólo por desgatar personajes, partidos y políticas.

No podemos esperar un castigo político por una actitud social, aparentemente distanciada de la politización de la problemática de la migración, pero sí debemos exigir que el problema de la migración sea atendido de otra manera y que en caso de haber culpable, ya sea por mala intención, por negligencia o por omisión, sean castigados.

Porque el hecho de que hayan muerto encerrados como si estuvieran presos en un sistema de tránsito permanente debe ser aclarado, y ser castigado no sólo el que cerró las puertas o las celdas sino el que dio la orden de que las cerraran.

Desde luego que hay quien hace leña del árbol caído y aprovecha cualquier problema para que, una vez que se ha politizado la situación, eche agua a su molino. Y esa figura es identificada por muchos como un oportunista de tiempo completo en la persona de Ricardo Monreal, quien de un solo hecho tiraría a dos de sus contrincantes hacia la Presidencia de la República.

Porque si en realidad son tres quienes pelean la candidatura de Morena hacia la Presidencia y Monreal está en cuarto lugar, al tumbar a dos de ellos, le permitirían subir dos puestos y concursar contra Claudia Sheinbaum, solamente, y en lugar de retirarse de la contienda Monreal para mostrar imparcialidad en el caso, azuza a los senadores para colocar en la línea de fuego a sus compañeros de partido para que los fusilen políticamente en una comparecencia que sugirió el ex gobernador de Zacatecas. Con esos amigos para qué quiere enemigos el Presidente y sus precandidatos.

Bastaron unas horas para que el líder de la bancada de Morena supiera del incidente para que pidiera al pleno del Senado la aprobación de la comparecencia de dos de los posibles candidatos a la Presidencia de la República que indudablemente están muy por arriba de él en las preferencias de los mexicanos dentro y fuera de Morena.

A Monreal ya se le cuelgan algunas medallas de mentiroso, de incumplido, de informal. Tiene pendiente la liberación de más de mil presos en Veracruz, condenados por un delito que se derogó en la Constitución de la entidad y en el Código Penal del estado. Y ni siquiera ha vuelto a mencionar dicha ayuda, luego de que liberó de la cárcel de Pacho Viejo, Veracruz, a su amigo a quien ahora quiere colocar como posible candidato a la gubernatura de ese estado.

Para Monreal el hecho de no cumplir con esta promesa a miles de familias de veracruzanos es un asunto menor, porque asegura que sólo quedan aproximadamente 40 personas en los diferentes penales de Veracruz acusados de ese delito, lo cual es mentira. Hay más de mil, y están presos sin juicio, ni sentencia, a grado tal que ese delito derogado, de ultrajes a la autoridad sirvió de pretexto para encarcelar a enemigos políticos del régimen actual, con la anuencia de más de un nivel de gobierno.

Así como sucede con el narcotráfico, que es un problema que afecta a México y Estados Unidos, cualquier problema de la migración debe ser compartido, porque finalmente el objetivo de todos los migrantes que pasan por México tienen como destino final Estados Unidos.

Lo sucedido en Ciudad Juárez supera en crueldad a los campos de exterminio de los nazis, porque tiene como principal causa el aparente olvido y sobre todo, que los migrantes son considerados como ciudadanos de segunda, a pesar de que la migración es un derecho humano que deben respetar todos los gobiernos del planeta.

 

PEGA Y CORRE

La división que inició en el Senado en Morena, se hace evidente en la imposibilidad de nombrar a los nuevos consejeros del INE, porque ni siquiera con la mayoría simple pudieron tener un consenso para nombrarlos, así que será por sorteo la elección. Es decir, por tómbola.

 

Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes