COLUMNISTAS

Las suposiciones en procesos judiciales

 

 

Por Ricardo Homs

Los procesos judiciales deben sustentarse en hechos comprobados y no en suposiciones subjetivas  respecto a lo que pudo ser.

Por ello llama la atención que la fiscalía de la Ciudad de México, -a cargo de Ernestina Godoy-, haya dado entrada a un caso escandaloso por la falta de pruebas contundentes y sustentado más bien en suposiciones. Es la denuncia que hizo el empresario José María Riobóo en contra de su nuera, -María Isabel Cal y Mayor-, por la muerte de su hijo Rodrigo Riobóo Talayero, fallecido en España en 2019 a los 39 años de edad. A ella la acusa de homicidio, en calidad de “parentesco calificado”.

La primera suposición que consta en los documentos de la fiscalía de la CDMX, es que su suegro la acusa de haberse casado con su hijo para “hacerse del patrimonio” de Rodrigo.

Difícil es comprobar unas intenciones tan íntimas a no ser que ella lo hubiese escrito y firmado o declarado ante una autoridad.

A eso se añade que ella se hizo cargo de suministrar las medicinas que tomaba su esposo y se encargó de darle dosis mayores que las que necesitaba. Primero podríamos preguntarnos ¿cómo se comprueba eso?

Recordemos que las medicinas de hoy son de Patente y vienen envasadas y la dosis está descrita en la receta del médico. Un adulto con educación y preparación académica ¿no conocía la receta?… ¿Dependía de ella como para no administrar su propio consumo?

También acusa que ella lo indujo a fumar, consumir alcohol y consumir comida chatarra, lo cual acabó con él.

Esto victimiza al difunto Rodrigo Riobóo al grado de presentarlo como un ser desvalido, dependiente y sin el mínimo carácter, equivalente a un niño pequeño y no a un adulto mayor de 30 años que por lo menos es consciente de los hábitos que adquiere.

En realidad, lo que está en juego es la herencia de Rodrigo Riobóo, que ahora es reclamada por su padre, sin tomar en cuenta la existencia de dos hijos del fallecido.

No podemos defender a la acusada sin conocerla, ni siquiera por referencias que avalen su calidad moral. También hay que mencionar la existencia de otros hechos incluidos en la demanda, que sin embargo, tampoco son vinculantes legalmente con la intención de homicidio, aunque pudiesen considerarse irresponsabilidad compartida entre ambos esposos.

Sin embargo, es totalmente reprochable la ligereza de las autoridades de la Ciudad de México que aceptan iniciar un procedimiento jurídico que no respeta los mínimos requerimientos que exige el derecho penal mexicano, que son las pruebas contundentes.

Lo escandaloso no es que un padre dolido por la muerte del hijo busque culpar a quien fue su nuera, -con suposiciones y argumentos totalmente subjetivos a falta de pruebas contundentes-, sino que la autoridad le de entrada y solicite sea aprehendida.

Si el fallecimiento no hubiese sucedido en España, -donde la pareja de esposos radicaba junto con sus hijos-, y por tanto, el gobierno español se haya negado a realizar la extradición solicitada por el gobierno mexicano por falta de pruebas, entonces ella ya estaría en la cárcel.

Seguramente esto no hubiese pasado el primer filtro judicial con una acusación tan grave como homicidio, a no ser por dos circunstancias fundamentales.

Primeramente, José María Riobóo es un importante empresario de la construcción involucrado en la realización de todas las obras emblemáticas impulsadas por el presidente López Obrador.

Él fue quien le metió en la cabeza al presidente cancelar la construcción del aeropuerto de Texcoco y realizar uno nuevo, que es el Aeropuerto Felipe Ángeles, AIFA.

Además, amigo muy cercano del presidente desde que fue jefe de gobierno de la Ciudad de México y su constructor de confianza.

A esto le añadimos otra importante circunstancia: es el esposo de la ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, -Yasmín Esquivel-, hoy cuestionada por la autoría de la tesis con la que obtuvo la licenciatura en derecho, requisito fundamental para obtener el alto cargo que hoy tiene.

Entrando ya en el juego de las suposiciones y el “sospechosismo”, todo parece indicar un posible intercambio de favores entre la jefa de gobierno de la Ciudad de México, -y principal candidata presidencial Claudia Sheinbaum-, con la ministra Yasmín Esquivel.

Debo reconocer que esta posible alianza o intercambio de favores entre tres grandes protagonistas del acontecer nacional es una simple y vaga suposición, sin el mínimo fundamento, pero juzgue usted lector bajo su propio riesgo a equivocarse. A final de cuentas estamos en el país de las suposiciones.

Por simple casualidad este caso nos recuerda la querella del fiscal Alejandro Gertz Manero contra la mujer de su hermano Federico, la señora Laura Morán y su hija Alejandra Cuevas Morán, a quienes también acusó de homicidio por no haber cuidado a su hermano durante su convalecencia, aunque hubiese equipo médico de planta a su cargo y la señora tuviese más de 85 años de edad cuando sucedieron esos hechos. Sin embargo, no obstante que la pareja conformada por doña Laura y don Federico viviesen solos como pareja, -aunque con servidumbre y enfermeros de planta-, a quien encarceló el fiscal Gertz Manero fue a la hija de doña Laura, de nombre Alejandra Cuevas Morán, a quien tuvo en prisión durante año y medio con la complicidad de autoridades judiciales, hasta que fue insostenible la injusticia y un juez la liberó.

El fondo de este escándalo también fue la disputa por la herencia de Federico.

Estos casos dejan mal parado a nuestro sistema de impartición de justicia, pues si en estos niveles de visibilidad mediática se cometen esos abusos con complicidad de autoridades, ¿Qué no estará pasando en el ámbito del ciudadano anónimo y vulnerable? 

 

¿A usted qué le parece?

 


 

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