ECONOMÍA

El peso, moneda de las más sólidas

 

<<En más de 50 años no ha habido devaluación y se ha mostrado disciplina en el gasto público sin créditos ni incremento en impuestos>>

 

 

Por Ángel Álvaro Peña

La moneda es el mejor medio de información sobre la realidad de un país. Esto es una realidad insoslayable desde hace varios siglos, porque al mismo tiempo que la moneda daba cuenta sobre el hombre o mujer que ocupaba el poder, mostraba la solidez de su economía con el simple hecho de pesar su moneda.

La libra esterlina debe su nombre al peso de la moneda. La libra debía pesar, eso, una libra, y su imagen informaba sobre la fuerza del gobierno que la poseía realmente, con el rostro del rey y el escudo heráldico de su familia.

Al paso de los años, en pleno siglo XXI, la fuerza de un gobierno se mide de manera similar, en primer lugar, su economía se evalúa por la solidez de su moneda, frente al dólar, que sigue siendo la moneda que muestra esa fuerza a nivel mundial; el otro factor que determina el poder político es la popularidad interna que tiene el gobierno que se establece.

El peso mexicano cerró el año 2022 como una de las divisas más fuertes frente al dólar después de 50 años de devaluaciones y se mantuvo lejos de su máximo histórico de 25.50 que alcanzó durante la pandemia de Covid.

El dólar se compra en 19.51 y un euro, en 20.80, según el tipo de cambio actual. Cifras que no se veían desde hace décadas en México. Mucho tiene que ver las distintas políticas que se han implementado desde la llegada de la pandemia. No generar más deuda, hacer pagos adelantados y que los más ricos paguen sus impuestos porque antes no lo hacían.

Terminar el año considerando al peso mexicano como la mejor moneda frente al dólar no es cuestión de suerte, y más en un momento tan complejo como la pandemia y la crisis económica mundial que han desatado alzas a los precios de los productos en todo el mundo.

 

 

En días pasados, el presidente Andrés Manuel López Obrador destacó que el peso es una de las monedas más fuertes a escala global, pues se ha apreciado frente al dólar, lo que definió como un fenómeno, pues el peso no retomaba valor desde hace medio siglo.

Comentó que siempre eran devaluaciones, y, añadió que llevamos cuatro años y no se ha devaluado el peso; al contrario, es la moneda que más se ha apreciado ante el dólar en este tiempo, y eso es un buen indicador, con lo que echa abajo los pronósticos que desde la campaña del actual presidente difundieron en los principales medios de información del país asegurando que el dólar llegaría hasta cincuenta pesos por unidad.

 

EL PESO EN LA HISTORIA

En 2023 el peso mexicano se convierte en la segunda moneda de países emergentes más apreciadas frente al dólar en estos primeros días del año con un avance de más de 0.55 por ciento equivalente a 11.01 centavos.

El peso mexicano ha demostrado una gran fortaleza que no tenía desde la época del desarrollo estabilizador no la tenía, época que comenzó en 1950 y duró hasta 1970, lapso que se caracterizó por una estabilidad en el tipo de cambio peso-dólar, en un crecimiento económico sostenido del seis por ciento y una inflación controlada.

Durante los sexenios de López Mateos, Díaz Ordaz y de Echeverría, el esquema de tipo de cambio fue el de paridad fija en 12.50 viejos pesos. Este tipo de cambio se estableció en 1954 para corregir desequilibrios en la balanza comercial y que se reflejaban en la de pagos.

En septiembre de 1976 la paridad fija se abandonó en favor de un sistema de flotación controlada. Se presentó un alza en la inflación, una reducción en el crecimiento y un aumento en el déficit del sector público. Así, se pasó de un tipo de cambio de 12.50 viejos pesos a uno de 20.50 pesos por dólar.

Desde 1981 se vieron signos de inestabilidad por aumento de la inflación, dependencia de los ingresos petroleros y caídas del precio del petróleo. Esto provocó que inversionistas convirtieran pesos a dólares, drenaran las reservas internacionales y provocaran la devaluación de febrero de 1982.

 

 

A partir del 1º de septiembre de 1982 se impuso un control generalizado de cambios con dos tipos de cambio, uno preferencial y otro general, pero ambos controlados por el Banco de México. El preferencial se estableció en 50 viejos pesos y el general en 70 pesos.

Bajo este nuevo régimen, el tipo de cambio controlado empezó a cotizar en 95.10 viejos pesos con un desliz diario de 13 centavos; mientras que el especial se fijó en 70 con un desliz diario de 14 centavos; y el libre se ubicó en 150 pesos, estable hasta el 22 de septiembre de 1983, cuando se introdujo un desliz de 13 centavos diarios.

El 5 de agosto de 1985, se introdujo un sistema de flotación regulado con un “tipo de cambio controlado de equilibrio”, fijado a partir de posturas de compra y venta de dólares por parte de instituciones de crédito.

El esquema de flotación regulada se mantuvo hasta el 10 de noviembre de 1991, con Salinas de Gortari, fecha en que se cambió a uno de bandas cambiarias con desliz controlado. Se unificaron los dos mercados de tipo de cambio.

El nuevo esquema consistió en dejar flotar al tipo de cambio en una banda que se ensanchaba diariamente con un piso de 3,051.20 viejos pesos y un techo de 3,086.40 viejos pesos con un ajuste diario de 20 centavos hasta octubre de 1992 cuando se incrementó a 40 centavos diarios.

El asesinato de Colosio y Ruiz Massieu, y el levantamiento del EZLN preocuparon a los inversionistas y las posibilidades de que se pudiera financiar el déficit de la cuenta corriente el próximo año, lo que llevó a que en los primeros días del sexenio se anunciara un Pacto que dejaría flotar libremente el valor del dólar según oferta y demanda.

Entre 2001 y 2003 se presentó una recesión, producto del contagio de problemas en Estados Unidos.

El dólar rebasó la barrera de 15 pesos en 2009 con motivo de la crisis financiera y económica que azotó a todo el mundo. Se incrementó la volatilidad en el tipo de cambio, producto de la propia recesión y el proceso de recuperación.

En los primeros dos años de la administración de Peña Nieto, el tipo de cambio permaneció estable. Sin embargo, desde principios de 2015 se observó una fuerte depreciación, hasta que en los últimos meses muestra la solidez que ahora posee.

Analistas de JP Morgan Chase & Co. ven al peso mexicano como una de las monedas más activas de América Latina y promocionan al peso como la apuesta de divisas más atractiva de la región, basados en las posiciones políticas y fiscales del país y su vínculo comercial con Estados Unidos.