COLUMNISTAS

El secretario delincuente

 

Por Ángel Álvaro Peña

La seguridad es el factor determinante en la vida diaria de todo país, también lo es para legitimar el gobierno y darle solidez al poder, pero, sobre todo, es un factor electoral que define triunfos y derrotas en las urnas.

Por otra parte, se ha convertido en costumbre ponderar las figuras de funcionarios cuyo proceder deja mucho que desear y, sin embargo, son considerados públicamente como grandes funcionarios públicos. Tratándose de la seguridad de la población esta mentira pasa de ser una declaración falsa a convertirse en un delito porque entonces la población no sabe en quién confiar y el desgaste natural de los gobiernos que no pueden cumplir con lo más elemental de su tarea.

Es inexplicable el caso de Veracruz, porque esto se convierte en uso y costumbre, porque después de mantener una gestión poco menos que mediocre, se les califica de grandes personajes.

Así sucedió con el ex secretario de Seguridad de la entidad, Hugo Gutiérrez Maldonado a la Secretaría de Seguridad Pública de Veracruz, quien llegó al gobierno de Cuitláhuac con serios antecedentes y de todas maneras lo incorporó y desde su llegada las sospechas de corrupción lo acompañaron.

 

 

Estuvo acompañada de una serie de sospechas de corrupción, por lo que debió, por lo menos, ser interrogado e investigado por los delitos cometidos en Nuevo León, donde fungió como director del Centro de Operaciones Estratégicas, CEO, donde fue señalado como un funcionario de dudosa honestidad.

El policía vio en Veracruz la oportunidad de acomodarse y seguir sus malas costumbres, para lograrlo dejó correr el rumor de que era familiar de la esposa del Presidente de la República, Beatriz Gutiérrez Müller y el gobernador se lo creyó.

Gutiérrez Maldonado se vio involucrado en un escándalo de extorsión en 2016, en Nuevo León, cuando hace 6 años, el 21 de octubre, autoridades de la entidad iniciaron una investigación tras la detención de dos agentes ministeriales, por extorsionar con 300 mil pesos a un empresario transportista, tras amenazarlo con que, de lo contrario, sería detenido por una supuesta acusación de robo.

Tras pagar los 300 mil pesos, el afectado interpuso una denuncia ante el Ministerio Público, y posteriormente notificó personalmente del hecho al entonces gobernador Jaime Rodríguez Calderón.

La denuncia por extorsión implicó a Gutiérrez Maldonado, jefe directo de los agentes detenidos, Héctor Torres García y Francisco Castañeda Bermúdez.

Trascendió que uno de los detenidos era jefe de escoltas cuando Gutiérrez Maldonado dirigía al CEO.

El gobernador ordenó al procurador Roberto Flores Treviño una investigación a fondo, lo que derivó en la destitución de Gutiérrez Maldonado el 29 de octubre de 2016.

En Veracruz, a pocos meses de iniciado su gobierno Cuitláhuac García, con Gutiérrez Maldonado al frente de la SSP, la entidad ocupó el primer lugar nacional en secuestros y feminicidios. Entre enero y febrero de 2019 se registraron 79 secuestros, además de 21 feminicidios.

A pesar de todas estas anomalías en el historial de Gutiérrez Maldonado el gobernador veracruzano, pero, sobre todo el secretario de gobierno, Eric Cisneros, quien es el poder tras el trono de ese estado, lo mantuvo en su cargo y al renunciar es considerado un gran policía oficialmente, a pesar de sus antecedentes.

 

 

La mecánica que sigue el gobernador es la misma que utiliza el Presidente de la República con él. A pesar de ser un fracaso su gestión sigue ponderándolo como uno de los mejores, aunque la realidad los contradiga. En el caso de la Seguridad Pública la situación se complica seriamente porque al fallar en este aspecto se pone en peligro la vida de los veracruzanos, lo cual debió suceder en más de una ocasión durante la gestión de Gutiérrez Maldonado.

Debió ser aludido en la conferencia matutina del Presidente para que se pusieran los focos rojos en la seguridad veracruzana. El subsecretario de Seguridad a nivel federal, Ricardo Mejía Berdeja, posible candidato a la gubernatura de Coahuila por Morena, señaló: “Queremos destacar que el gobierno de Veracruz, encabezado por el gobernador Cuitláhuac García y la fiscal pudieron actuar para detener e imputar a cuatro elementos de la policía del estado de Veracruz; entre ellos, el exdirector de Operaciones, por su presunta participación en el delito de desaparición forzada de personas cometido en agravio de Juan Alán ‘N’, alias ‘el Archi’, que a su vez se encargaba de la comandancia de la policía vial en aquella entidad. Este sujeto, Alán ‘N’, fue detenido junto con tres elementos más de la corporación y ya está vinculado a proceso penal”.

Estos hechos debieron tener mucho peso para provocar la renuncia de Gutiérrez Mondragón, el problema ahora es que el gobernador nombró a su segundo como sucesor al frente de la seguridad y todo seguirá igual. Con esta sucesión esperada pero cínica, comprueba la relación que existe entre el secretario de Gobierno, Cisneros Burgos y las actividades de la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la entidad, acciones más malas que buenas.

Tradicionalmente, el gobernador envía al Jefe del Ejecutivo una terna para que señale al secretario; sin embargo, esta regla no escrita y considerada parte del estilo personal de gobernar del actual Presidente de la República, no fue acatada por Cuitláhuac García, quien siquiera pedir opinión de su jefe, consideró que lo mejor era seguir la línea de dudas y sospechas al designar a Cuauhtémoc Zúñiga Bonilla, quien está relacionado con grupos delictivos y se considera un cómplice permanente de su ex jefe.

Así, Gutiérrez Maldonado se llevó a su paisano nuevoleonés, Rubén Ángel Villarreal Guadiana, como titular de la Dirección de Recursos Materiales y Servicios Generales, encargado de las compras y negocios redituables, como por ejemplo lavar dinero, pedir moches, cobro de piso, cobro de plazas, recolección de sobornos a todos los empleados, inflando los precios en las facturas, en la Secretaría de Seguridad Pública de Veracruz.

Rubén Ángel posee propiedades en Veracruz, desde Xalapa hasta Boca del Río, cuyos costos son superiores a sus salarios, más otros inmuebles que prestanombres aparecen como propietarios.

Además, Hugo Gutiérrez Maldonado tiene sus negocios en los talleres de mantenimiento de patrullas y los elementos deben llevarlas a estos negocios, siendo propiedad del secretario de Seguridad Pública, bajo el control de sus compadres de Monterrey, Nuevo León. El negocio es llevarlos a darles mantenimiento, servicios, mecánica y hasta hojalatería a empresas prestanombres, que en realidad son propiedad de Hugo Gutiérrez Maldonado y su grupo de cómplices.

Veracruz no es un lugar tranquilo para vivir. De norte a sur hay delincuencia de todo tipo, y en la mayoría de los casos relacionada con las fuerzas policiacas, herencia que dejó Gutiérrez Maldonado y que pone en peligro la vida de sus habitantes. En Veracruz hay gente capacitada para todos los cargos como para que lleguen delincuente de otros estados con deshonestidad comprobada para parecer como los perfiles ideales para encargarse de la seguridad.

En cuatro años de gobierno la población de Veracruz se ha dado cuenta no sólo de la inseguridad sino de la negligencia con la que se gobierna, y sobre todo sabe perfectamente quién gobierna.

El gobierno estatal está entrampado, por un lado, la red de complicidades en la seguridad que inicia en la secretaría general de gobierno y tiene sus tentáculos en la subsecretaria de finanzas. Por el otro, el primo incómodo del gobernador, Eleazar Guerrero Pérez, desde donde se manejan los dineros con toda libertad para hacer de las suyas.

La situación política, judicial, económica y de seguridad es un caos en Veracruz, aunque haya quienes afirmen que es un ejemplo de gobierno.

 

 

PEGA Y CORRE

Para Zedillo y Calderón el INE es sinónimo de democracia, por algo será. Qué pena.

 

 

Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes

 

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