COLUMNISTAS

Congruencia y doble discurso

 

Por Ricardo Homs

La posible ratificación del acuerdo firmado entre México y Rusia para desarrollar proyectos de tipo espacial se realiza en el momento más inoportuno. De nada sirve que el presidente López Obrador se esfuerce en decir que este convenio no tiene objetivo de espionaje y la SRE afirme que no contempla la instalación del sistema “Glonass”, diseñado para actividades de inteligencia.

La ubicación de México junto al principal enemigo de Rusia, -que es Estados Unidos-, siempre generará suspicacias y riesgos.

La posible ratificación del acuerdo en el momento en que Rusia recrudece sus ataques sobre Ucrania, da al mundo un mensaje de simpatía por este país, que hoy representa el mayor riesgo para la paz mundial.

Aunque el acuerdo hubiese sido firmado en septiembre del 2021, la ratificación debiese dejarse en suspenso… es cuestión de congruencia.

Hoy la invasión emprendida por Rusia contra Ucrania tiene todas las características de un genocidio en contra de un país independiente, pero además acompañada de una represión brutal en contra de su propio pueblo.

La forma en que el gobierno que encabeza Vladimir Putin está reaccionando en contra de quienes dentro de su país difieren de su proyecto bélico, muestra el verdadero rostro de su gobierno.

La represión en contra de los jóvenes que se niegan a enlistarse en el ejército que está invadiendo a Ucrania, -a los cuales les da trato de traidores a la patria-, muestra el talante dictatorial y antidemocrático del presidente Putin y de su gobierno.

El trato amistoso que ofrece nuestro gobierno a los gobiernos represores, -como el nicaragüense, salvadoreño, cubano y venezolano-, proyecta ante el mundo una imagen de México como simpatizante de los gobiernos antidemocráticos.

Este doble discurso de México resulta, -ante la comunidad internacional-, como una actitud poco confiable, lo cual va a repercutir negativamente en las inversiones extranjeras en nuestro país.

Suponer que la tolerancia de los gobiernos amigos que practican la democracia significa aprobación de nuestra política exterior, representa ingenuidad.

Tiempos vendrán en que nos exijan cuentas y México deje de ser visto como un país confiable y democrático.

El doble discurso que maquilla la incongruencia y falta de compromiso es parte de nuestra idiosincrasia, pero oculta una actitud ladina que los diplomáticos de carrera identifican perfectamente. No se puede engañar al mundo sin pagar consecuencias.

No es lo mismo jugar a la diplomacia en el contexto de las dictaduras bananeras de América Latina, que practicar el doble discurso con una potencia militar que hoy representa el mayor peligro para la paz del mundo y que además es el peor enemigo de nuestro principal socio comercial y vecino.

Cualquier acercamiento diplomático con Rusia mientras subsista la invasión de Ucrania y la confrontación con la OTAN, debe ser pospuesto, pues ese país la exhibe como una muestra de simpatía que ofende la sensibilidad de los países alineados con la OTAN, que además están entre nuestros principales socios comerciales.

 

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