Memoria o mentira
Por José García Sánchez
Muchos de los que ahora le encuentran errores a la Refinería Olmeca callaron ante la construcción de una barda en lugar de refinería en el periodo de Calderón. Callaron ante la falta de respeto y el gran engaño. A pesar del excedente que causó el incremento de la inversión de la refinería, su construcción fue cubierta con el excedente por la venta del petróleo.
Es decir, la misma causa que motivó el sobreprecio de la refinería, impulsó el precio del petróleo a nivel mundial para que erigiera con ese sobrante de dinero, lo cual implica que no se endeudó ni un peso para su inauguración. Eso también lo critican quienes olvidaron que entre el sexenio de Fox y el de Calderón desaparecieron 500 mil millones de dólares de los excedentes petroleros y nadie de los voceros de la ignominia fueron para denunciarlo.
Esa misma falta de memoria recae en la irresponsabilidad de quienes afirman que en nuestro país se vive un narco estado por dos factores fundamentales, el primero la liberación de Ovidio Guzmán, hijo de El Chapo, ante el peligro inminente de que se atacara con armas de fuego una unidad habitacional ocupada por familiares de soldaos y, la otra, el saludo a la mamá de el Chapo por el presidente de la República.
ARELLANO FÉLIX
Ambas situaciones son tomadas con ligereza apara asegurar que el gobierno del país está asociado con el narcotráfico, pero se olvidan de aquel hecho en 1993 cuando Carlos Salinas de Gortari dio la orden al entonces Procurador General de la República, Jorge Carpizo de no detener a los hermanos Arellano Félix, quienes fueron a la Nunciatura Apostólica de México, que ocupaba entonces Jerónimo Prigione, quien le avisó al Jefe del Ejecutivo que ahí estaban los líderes del Cártel de Tijuana. Ahí no había la amenaza de la muerte de nadie.
La reunión fue solicitada por los delincuentes para que el monseñor Prigione fuera el intermediario para hablar con el presidente y mencionarle que ellos no habían participado en el asesinato del cardenal Posadas Ocampo. Jorge Carpizo, supo del encuentro y no hizo nada por detener a los narcotraficantes, quien después escribiría en su libro “El asesinato de un cardenal. Ganancia de pescadores”, que él y el presidente decidieron no proceder a la captura porque la detención implicaba riesgos, incluyendo la vida de Prigione, lo cual resulta poco creíble.
Conocida la noticia y dada la información los mismos comunicadores que hoy reclaman la decisión de no capturar a Ovidio, callaron y nunca dijeron nada. Los medios redujeron la nota a unos cuantos párrafos y nadie salió perjudicado. Pero hubo consecuencias para la seguridad el país, que tiene su origen precisamente en ese tipo de pasividades cómplices.
Desde hace cinco años, el Cártel de Tijuana se asoció con el cártel de Jalisco Nueva Generación que terminó por fusionarse con el claro objetivo de monopolizar la ruta de la droga hacia el vecino país del norte.
De esos que callaron durante el pasado y ahora se dicen indignados por supuestos, también han sido señalados por Genaro García Luna como benefactores de su generosidad. Porque hoy quieren hacer olvidar que el secretario de Seguridad de Felipe Calderón está preso en Estados Unidos por varios delitos, entre ellos el de crimen organizado.
En lugar de que quienes escriban, y dan testimonio de la realidad se dedican a asesinar la memoria de la población, logrando únicamente que muera su credibilidad.
Twitter: @Josangasa3
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