COLUMNISTAS

Reflexiones sobre la homosexualidad y la homofobia

Dra. Zaida Alicia Lladó castillo

Este 17 de mayo está considerado como el Día Nacional e Internacional de la Lucha contra la Homofobia y la Transfobia, y la fecha fue instituida para conmemorar la decisión que se tomara en 1990 en la Organización Mundial de la Salud (OMS), de eliminar del catálogo de enfermedades mentales, a la homosexualidad. Pero ¿por qué se elimina este concepto de las psicopatologías?, porque había de generarse desde el seno de las profesiones de la salud y sociales, la distinción clara de lo que significa la sexualidad desde el punto de vista biológico-fisiológico y lo que se puede asumir como producto de la cultura y el ambiente. En México, el día fue instituido en 2014: “…a fin de eliminar las actitudes discriminatorias que violenten los derechos y libertades de la comunidad LGBTTTI en el país”.

El tema es muy amplio, pero es bueno reflexionar sobre el mismo, sin apasionamientos-dejando claro que siempre le he tenido respeto personal y profesional a los homosexuales-y sí con el deseo de darle la importancia y objetividad que merecen estos temas, porque si no se ventilan, la falta de orientación y difusión sólo logrará, que se continúe acrecentando el prejuicio sobre los mismos. Por eso intentaré hacerlo en este artículo, con la limitante del espacio, pero dejando las citas para consulta.

 

HOMOSEXUALIDAD Y ERA MODERNA

Aunque la historia lejana podría reconocer hechos y manifestaciones homosexuales en los escritos de la antigua Grecia y Roma, de acuerdo con algunos autores como Boswell, el concepto “homosexualidad”, se identifica a partir del siglo XII en adelante. Michael Foucault, sostiene que: “es un concepto reciente que surge de las sociedades modernas”, y en el caso de Padgug, y Halperin- inspirados en la obra de Foucault-, definen que: “… “no es posible afirmar en la antigüedad, que hubo personas identificadas como homosexuales, porque simplemente el concepto no existía, lo que impide ser aplicada a tiempos y lugares en la historia”. Pero el estudio formal, al igual que otros conceptos relacionados con la sexualidad, parten del siglo XVIII y XIX y se generalizan en el siglo XX. En el siglo XVIII y XIX, a la sexualidad se le consideraba como una reacción instintiva en todos los seres, fueran humanos o animales y por lógica disciplinaria durante siglos se le analizó desde el paradigma médico-biologicista, reduciéndose originalmente a la naturaleza sexual o genitalidad. Posteriormente se adoptó el concepto más integralmente para abarcar dentro de los comportamientos sexuales las emociones y los referentes culturales que definían las identidades desde la familia y los aspectos que la cuestionaban (religiones y la propia sociedad) , y ya en el siglo XX, la inclusión de: los roles de género, el erotismo, el placer, la intimidad, la reproducción, la orientación sexoafectiva y desde luego, la conceptualización jurídica que permite abogar por el respeto a los derechos sexuales de las personas y de aquellas con preferencias sexuales diferentes.

Sin embargo, centrándonos en el tema de la homofobia que ha estado generalmente relacionado con la homosexualidad, siempre fue analizada desde la perspectiva de la persona que siente y manifiesta la aversión, pero también debe ser explicada desde el punto de vista de la persona que sufre ese rechazo. Es decir, cómo la asume esta última y cómo esta puede llegar a tener alteraciones en sus estados de conducta y sus emociones. Y esto es interesante analizarlo tomando como base las apreciaciones de los psicólogos, psiquiatras, sexólogos, sociólogos, médicos, etc., así como de las experiencias de las personas que han decidido y construido su identidad sexual en la vida, según su preferencia. Pero vamos por partes.

La homofobia es una de las tantas clasificaciones de las fobias. Las fobias, se definen como el temor o aversión que padecen ciertos individuos, hacia situaciones, personas u objetos, que perciben como peligrosas o dañinas y que los llevan a adoptar grados diferentes de reacción ante su presencia. Desde luego, se debe considerar que ese temor o aversión, no sea adaptativo, es decir, que se dé ante situaciones u objetos que para los demás no las suponen como peligrosas.

En el caso de la homofobia, Vázquez R. (2012) , la expresa como, “… la aversión obsesiva contra hombres o mujeres homosexuales…”. Para Velasco, V. (2013), “…es el odio o temor irracional a la homosexualidad que se construye en algunas sociedades, para poder segregar a las personas homosexuales o, mejor dicho, a los que no cumplen con los estereotipos sociales de lo que es “ser hombre” o “ser mujer”.

Las personas homofóbicas o personas que adoptan comportamientos o actitudes homofóbicos, de acuerdo con estudios recientes, como el de Emmanuel Jannini , -que en 2015 entrevistó a 551 estudiantes universitarios-, y que tuvo el objetivo de encontrar alguna relación directa entre las actitudes homofóbicas y los rasgos del psicoticismo, llegó a la conclusión que, si bien es cierto la homosexualidad no es una enfermedad, la homofobia sí puede llegar a serlo. Las conclusiones de Jannini, son interesantes, encontrándose que: A) La conducta homofóbica y la actitud negativa hacia la población homosexual son prevalentes entre la población. B) Existen elementos de psicoticismo y mecanismos inmaduros de defensa entre quienes presentan actitudes homofóbicas. C) Los mecanismos de defensa neuróticos y los síntomas depresivos contrarrestan dichas actitudes. D) Quienes tienen patrones de apego evasivos y de miedo —que a menudo sufrieron traumas, pérdidas o abusos sexuales en la infancia— presentaron una mayor incidencia de actitudes homofóbicas.

Igualmente, las reacciones o síntomas de los homofóbicos frente a los homosexuales pueden ser entre otras: a) síntomas físicos, como alteraciones o ansiedades severas (nerviosismo, sudoración, mareos, náuseas, temblores, cefaleas, entre otros); b) síntomas psicológicos, (pensamientos distorsionados o desproporcionados); c) síntomas conductuales, (rechazo, evitación, irritación y agresión).

Por otra parte, debemos también de visualizar los efectos y reacciones de las personas homosexuales, frente a los homofóbicos, que pueden ir desde: 1) Inseguridad, miedo y resistencia, dado que la sensación de rechazo, discriminación o incomprensión -que han asimilado desde temprana edad-, es común que genere en ellos descontrol emocional y respuesta de alerta (defensiva). 2) Adopción de actitudes frecuentes de rebeldía- producto de la propia historia de desarrollo-, y por ende de confrontación hacia los grupos que les rechazan (que los hace encarar a personas o situaciones), lo que evidentemente los expone con mayor facilidad, al peligro y a la agresión. 3) Alteraciones en la conducta, en particular cuando aún no se ha descubierto en sí mismo como homosexual (temor al rechazo en su núcleo familiar y la sociedad), factor que puede derivar en recurrentes estados depresivos, alcoholismo, drogas, intentos de lesiones o suicidio. En todos estos ejemplos, el primer paso es la comprensión en la familia que debe ofrecer su apoyo incondicional, y en el caso de que existan síntomas recurrentes de ansiedad y depresión, se busque ayuda profesional (tanto para quien lo padece, como para la familia).

Luego entonces, ¿qué se puede hacer para lograr: a) que la homofobia se elimine de la cultura de nuestro medio; y, b) ¿cómo lograr que la comunidad LGBTTTI, se sienta aceptada y respetada?

 

DISCRIMINACIÓN 

Por una parte, se tienen que trabajar diferentes tópicos y contextos. Entendiendo que la homofobia puede llegar a ser una enfermedad psicológica severa, esta debe ser detectada y tratada a tiempo. Como todo trastorno conductual se debe abordar desde sus etapas y edades iniciales. Para ello se necesita que, desde la familia, el trabajo y en la sociedad, se genere más información hacia este tipo de alteraciones de conducta, ofreciendo a estos grupos (pre-homofóbicos), cursos, conferencias e información diversa para evitar que el problema crezca, difundir el tema suficientemente y hacer conciencia privilegiando la cultura de la tolerancia y el respeto en la sociedad, en todos los ambientes de convivencia. Por otra parte, se debe estar alerta (por parte de la familia, la escuela, el trabajo, el gobierno, las religiones y la comunidad), sobre los casos de individuos -de cualquier edad-, que tengan demostraciones o expresiones discriminatorias, actitudes de desprecio o violentas – periódicas o continuas- hacia esas comunidades, para saber actuar a tiempo y lograr canalizar aquellos casos que requieran ser orientados de manera especial o necesiten intervenciones profesionales, como aquellas situaciones que exijan la  aplicación de la ley como es el caso de las violaciones a los derechos de los homosexuales.

Y en el caso de la comunidad LGBTTTI, – si bien es cierto que su lucha se justifica ante un mundo lleno de prejuicios y discriminaciones-, también es cierto que, como todas las leyes de convivencia que busca la adaptación y la armonía en general, se debe asumir en todos y todas, la importancia de incidir integralmente, en la cultura del respeto y ponderar los valores de la igualdad y la no discriminación. Por lo tanto, la comunidad LGBTTTI, debe evitar los riesgos innecesarios. Lo más inteligente y sano, es evitar los grupos donde se sabe de antemano que existen riesgos (actitudes de rechazo que siempre existirán), y evitar las confrontaciones innecesarias que lleven a exponer la integridad física, emocional o la vida de sus miembros. Un homosexual, es una persona como cualquier otra, y como tal, debe buscar apoyo o la orientación especializada cuando sienta que lo necesita, ello es una decisión personal. Pero es útil, que se busque todo lo que pueda eliminar las inseguridades y temores, y así poder asimilar en su momento, su identidad sexual con orgullo, viviendo su intimidad sin darle explicaciones a nadie y menos a quienes no estén de acuerdo con su forma de ser y de actuar.

Finalmente, si los seres humanos buscamos una convivencia basada en la buena adaptación y la aceptación de los demás, debemos aprender a convivir con personas que no piensen igual, porque independientemente de, cómo sea cada uno, todos tenemos derecho a ser respetados, a ser defendidos por las leyes y el Estado y a convivir en una sociedad que nos facilite ser felices y nos asegure vivir en un marco de justicia y de paz.

 

Gracias y hasta la próxima