NACIONAL

México frontera continental

 

<<El nuevo orden del planeta tiene en América Latina la digna tradición de respeto a la autodeterminación de los pueblos>>

 

Por Ángel Álvaro Peña

Centroamérica y el sureste mexicano es una gran casa que la historia dividió, pero compartimos una de las culturas más avanzadas del mundo en su momento, la maya.

Sus adelantos sorprendieron a los conquistadores del Viejo Mundo que admiraron observatorios, escritura, historia, astronomía, y reglas sociales desconocidas para el planeta.

La cultura maya empieza en el sureste mexicano y llega hasta bien avanzada Centroamérica.

Desde los estados mexicanos de Quintana Roo, Yucatán, Campeche, Tabasco, hasta países como Belice, Honduras y Guatemala.

Las raíces se reencuentran no sólo en la historia sino en la construcción conjunta del futuro.

Por muchos años dimos la espalda a los vecinos del sur por atender servil y exageradamente al vecino del norte, que no por poderoso sería mejor vecino o buen amigo. Tan cerca está México de Estados Unidos como de Belice o Guatemala, El Salvador o Cuba. Junto con ellos nos hermanó la peste que significaba una conquista salvaje y explotadora de indígenas, que desde la Colonia fueron vistos como seres humanos de segunda. La discriminación se volvió herencia y costumbre en algunas partes de la sociedad mexicana que todavía no puede erradicar.

 

 

EL FUTURO

En la gira del Presidente de México por Centroamérica y el Caribe las coincidencias con sus homólogos mostraron su visión común, sus necesidades, su origen y su futuro. Estos encuentros marcaron un antes y un después. Hay mucha historia que contar, pero lo más importante es el futuro.

Desde la llegada al primer país de la gira, El Salvador, las coincidencias imperaron sobre las diferencias y se acordaron estrategias y soluciones sobre la migración.

Por otra parte, en Belice, la embajadora de México en ese país, Martha Zamarripa, había informado sobre el interés del primer ministro, Johnny Briceño para que el Tren Maya se conectara con su país.

Este transporte abarca más de 1,460 kilómetros y no sólo es un vehículo para pasajeros sino que al ser un tren de carga, apoya por su paso todas las estaciones intermedias, motivo por el cual están interesados gobiernos de los países vecinos en formar parte de su trayecto.

Belice, a pesar de ser un país cercano es desconocido por la mayoría de los mexicanos. No sólo son playas inenarrables sino un mundo de historia que complementa la visión de la cultura maya en los vestigios que se encuentran en su territorio y en la continuidad de hechos y tradiciones que compartimos.

Porque además del buceo y el sol en Belice, se afirma que ahí se levanta una piedra y se encuentra un vestigio maya. Existen más de 900 restos arqueológicos en casi 23 mil kilómetros de territorio. Con un litoral de 386 kilómetros, los beliceños tienen mucho que ofrecer al turista, al historiador, al inversionista.

El Reino Unido, país que se apoderara por la fuerza del vecino del sur, hasta hace 41 años apenas, sólo usó al país centroamericano como punto estratégico en las batallas marítimas. Ahora que las guerras son a larga distancia y los misiles pueden viajar miles de kilómetros Belice dejó de interesarle a los ingleses, pero el potencial humano ahí está, compartiendo raíces con el resto de Centroamérica y hermanando su futuro con otros pueblos.

Los mayas vivieron en Belice desde 2000 AC., especialmente radicaban en pantanos costeros, y explotaban la riqueza de las montañas, celebrando sus ceremonias en cuevas, eran aproximadamente un millón de mayas, población que contrasta con los 300,000 habitantes de la actualidad.

 

RETO PARA EU

La gira por Centroamérica del Presidente de México es una gira que algunos interpretan como un reto ante un gobierno estadounidense que en este momento busca enemigos para tener un frente común y unir alrededor de su desprestigiado presidente a la población; sin embargo, la popularidad de Biden no puede mediarse por los logros de otros mandatarios ni por sus errores o desaciertos.

La visión que prevalece en Estados Unidos, y en sectores conservadores de México, se trata de un viaje que es congruente con nuestra tradición de política externa, en vano el Presidente de nuestro país estuvo acompañado por el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, quien ha continuado la política de respeto con el mundo, como lo hiciera su similar Manuel Tello, quien ocupó ese cargo durante el sexenio de Adolfo López Mateos, quien reconoció a la Revolución Cubana en 1959, a pesar de la presión que ejercía el vecino del norte. Tres años después se expulsaría de la OEA al gobierno de la isla por declararse socialista.

La continuidad del respeto a la autodeterminación de los pueblos que ha mostrado México, desde que se instauró la Doctrina Estrada, impulsada por Genaro Estrada Félix, titular de Relaciones Exteriores durante la Presidencia de Pascual Ortiz Rubio. Este funcionario redactó con precisión un comunicado el 27 de septiembre de 1930, donde se asentaba la posición de nuestro país ante el mundo.

Política que se continuó también durante el sexenio de Luis Echeverría cuando en Chile, Augusto Pinochet da un violento golpe de Estado, entonces se instruye al embajador mexicanos en ese país, Gonzalo Martínez Corbalá, romper relaciones con la dictadura militar.

La gira por El Salvador, Honduras, Belice, Guatemala Belice y Cuba, se convierte en un hecho singular y sin precedente en la historia diplomática reciente de nuestro país, fortalece a América Latina, y crea alrededor de México una defensa por la soberanía y el respeto a las naciones que antes no existía, Centroamérica fue, por muchos años, el patio trasero de Estados Unidos, un lugar de entrenamiento de su ejército y sede de escuelas de espionaje y tortura de sus agencias de inteligencia.

 

LA MIGRACIÓN

El Presidente de México señaló que El Salvador que el problema de la migración irregular demanda un esfuerzo conjunto de los países centroamericanos, aunado al de México y Estados Unidos.

La migración es un derecho humano, pero también un conflicto social que debe encontrar su punto medio con acuerdos y organización entre gobiernos.

México tiene toda la fuerza y su gobierno cuenta con la legitimidad para convertirse en el puente de unidad no sólo con Centroamérica sino América Latina, como un frente democrático ante cualquier embate antidemocrático.

Con Belice se cancelaron los aranceles de alimentos, con Cuba se estrecharon lazos que nunca se debilitaron pero que fueron agredidos por analfabetas políticos desde México, que en algún momento trataron de alejar a la isla del continente. México y Cuba unen sus voces para poner fin a un bloqueo que ya no tiene razón de ser y lastima los derechos de un pueblo que resiste y vive en libertad a pesar de que Estados Unidos no quiere darles permiso de ser felices.

De tanto ver la norte algunos se olvidaron del sur, ahora caminamos con nuestros vecinos, al mismo paso, frente a la historia. Esta gira es el principio de un nuevo orden latinoamericano.