COLUMNISTAS

Líderes corruptos y vitalicios

 

Por José Páramo Castro

Las rémoras de los caciques del pasado continúan en sus puestos y ante la impunidad, siguen con sus prácticas que van desde la sospecha de sabotaje al metro hasta el regateo de los derechos laborales.

Sin duda la figura más sonada de estos días fue el líder de los trabajadores del Metro, con 44 años en el cargo, Fernando Espino Arévalo, quien, lejos de ofrecer derechos laborales dignos, acostumbró a los agremiados a tener concesiones que afectan las labores del Sistema de Transporte Colectivo y que, los trabajadores consideran parte de su patrimonio, sin importar las consecuencias a la sociedad.

No se trata de reducir derechos sino de actuar de acuerdo al funcionamiento de la parte empresarial que mantiene un servicio social y que la imposición de reglas, disfrazadas de derechos gremiales, dañen los derechos de la sociedad.

Los hechos que sacaron de su madriguera a espino fue la posibilidad de que, como digno militante del PRI, ordenara el sabotaje al Metro, sin importar las consecuencias fatales que pudiera arrojar esta acción.

 

FERROCARRILES

Otro de los líderes sindicales que se mantiene con los esquemas corruptos del pasado es el líder de los trabajadores ferrocarrileros, Víctor Flores Morales, también militante del PRI, que a pesar de que ya no hay ferrocarriles continúan diciendo que trabajan. Con el dinero de los agremiados apoya boxeadores para lanzarlos a la fama, hace y deshace en el Congreso del Trabajo, una ínsula del pasado, a su antojo.

 

 

TELMEX

Otro de los cavernícolas del sindicalismo mexicanos es el líder de los trabajadores telefonistas, enriquecido con todos los movimientos de la empresa, lícitos e ilícitos, Francisco Hernández Juárez, quien en un acto de prepotencia sometió a consulta de los trabajadores reducir en 20 por ciento la jubilación por años de servicio laborados para quienes ingresen a Teléfonos de México, a partir de 2023.

El líder sindical vitalicio que dirige los destinos del sindicato desde antes de la privatización de la empresa, pretende modificar por tercera vez la cláusula 149 del contrato colectivo, que implica disminuir los montos de las pensiones en los siete rangos de años de servicios, aunque se mantienen una tabulación gradual de 29 a 35 años. Un trabajador con un mínimo de 29 años de servicio, el monto pasa de 50 a 30 por ciento, y con un máximo de 35 años, pasarían de 80 a 60 por ciento de su último sueldo.

El STRM, famoso por sus actos vandálicos, informó que 16 mil 132 trabajadores activos aprobaron la propuesta, contra mil 917 votos en contra. En tanto que 9 mil 863 jubilados la aceptaron, 2 mil 345 la rechazaron.

Los disidentes, cuyo número aumenta cada día, señalaron que porcentaje de votación fue mínimo si se considera que son alrededor de 65 mil trabajadores activos y jubilados. Además, la votación y el conteo se realizó sin la supervisión de autoridades laborales.

Fernando Espino Arévalo, del Metro; Víctor Flores Morales, de Ferrocarriles, y Francisco Hernández Juárez, de Telmex, representan buena parte del pasado caciquil de la obligada filiación laboral que deben ser investigados en lo personal y no como líderes sindicales, donde las leyes impiden auditar a los gremios.

El daño que hacen a los servicios que prestan y el evidente saqueo de las arcas de las empresas, así como la explotación sindical de los trabajadores, debe ser motivo suficiente para que este tipo de resabios del pasado no sólo dejen sus cargos, sino que sean juzgados.