El delito de ser de derecha
Hoy ser de derecha se está convirtiendo en un delito, en este nuevo contexto de polarización.
La presidenta Sheinbaum señala a este sector ideológico de nuestra política como el culpable de todos los desórdenes que se dan en el país, con lo cual se está faltando el respeto a un sector de la población que tiene todo el derecho a tener estas convicciones.
Es cierto que hasta hoy vivimos en democracia y a través de las elecciones se ponen autoridades. Pero el cargar de significados negativos a los opositores al actual régimen aplica una forma de manipulación.
Durante seis años escuchamos hablar de los demonios del “neoliberalismo” y los enemigos públicos del pueblo de México: Claudio X González, Carlos Loret y otros cuantos más, que siempre estaban detrás de todo lo malo que sucedía en nuestro país, como si fueran omnipresentes.
Hoy las denominaciones y los nombres han cambiado, -para dar identidad a la narrativa de la presidenta-, mas no las prácticas comunicacionales.
Los “neoliberales” se convirtieron en la “derecha” y Claudio X. González fue sustituido por Ricardo Salinas Pliego. Y todo se maneja desde la mañanera.
La democracia implica el ejercicio de la tolerancia frente a los opositores y la aceptación de la pluralidad ideológica como un componente de la vida política.
La aceptación de la alternancia partidista en el poder es un símbolo claro de la vida democrática y eso no sucede cuando desde la presidencia se señala como enemigos a los opositores.
No sobra recordar las estrategias del gran teórico norteamericano de la lingüística Noam Chomsky sobre la manipulación:
- La estrategia de la distracción, para desviar la atención de los grandes temas peligrosos.
- Crear problemas y después ofrecer soluciones, con lo cual se logra tomar control de la agenda pública.
- La estrategia de la gradualidad, o sea… no generar acciones drásticas que puedan armar reacciones de rechazo fuertes … sino ir de poco en poco..
- La estrategia de diferir. Las acciones difíciles y que puedan generar descontento proponerlas para un futuro, aunque se empiecen a instrumentar poco a poco, ya que la gente piensa en presente y minimiza el futuro.
- Dirigirse al público como criaturas de poca edad. Esto garantiza el entendimiento y la claridad, para lograr asimilación.
- Utilizar el aspecto emocional más que la reflexión. La gente de hoy es totalmente emotiva y sus decisiones se derivan de percepciones frívolas y emocionales y evade la racionalidad.
- Mantener al público en la ignorancia y la mediocridad. Por ello los programas educativos mediocres como los de hoy garantizan una sociedad manipulada por el encono y los resentimientos. La educación pobre genera ciudadanos poco competitivos laboralmente y condenados a la pobreza, lo cual los hace dependientes de las ayudas gubernamentales.
- Estimular al público a ser complaciente con la mediocridad. Apelar a la ley del menor esfuerzo y aceptar la mediocridad como lo “posible”.
- Reforzar la autoculpabilidad del individuo. Generar inseguridad, poca confianza en sí mismo y una baja autoestima es una de las grandes estrategias que hacen que no se sienta merecedor de exigir a su gobierno eficiencia y honestidad y acepte las dádivas como aquello que su bajo valor como persona es lo que realmente merece.
- Conocer a los individuos mejor que lo que ellos se conocen. Para ésto los estudios psicosociales como son los cualitativos, focus groups, neuromarketing, ayudan a conocer las motivaciones de las personas y las grupales.
La retórica y los mensajes de confrontación nos dividen.
La presidenta aún hoy está a tiempo de realizar un viraje de timón y apelar a la reconciliación nacional, con un discurso integrador para enfrentar juntos los graves problemas que tenemos enfrente.
¿A usted qué le parece?


