Reaparece el fantasma de AMLO
ALMA GRANDE
Por Ángel Álvaro Peña
La oposición reiteradamente reclamaba en forma de regaño que los gobiernos de la 4T retomaban problemas del pasado, el ejemplo de la inseguridad es muy claro, que inicia en la simulación de la guerra no declarada contra el crimen organizado que dejó no sólo muerte sino una secuela de vicios que llevó a su secretario de Seguridad a la cárcel en Estados Unidos.
En Día de Muertos la resurrección es tan arraigada en algunos sectores de la población que hacen aparecer a los que ya no gobiernan como si estuvieran en la silla más importante del país.
Ahora es la oposición convertida en activos medios de información, no permite a Andrés Manuel López Obrador, escribir sus libros.
Basta cualquier pretexto para denostarlo y prácticamente desmentirlo hasta la saciedad, y lo único que encuentran es un silencio del ex mandatario, que simplemente no quiere ser interrumpido con detalles sin importancia.
El pasado se convierte en historia antes que el olvido aparezca en la escena social.
Algo que no pueden dejar de criticar es que, a más de un año de haber dejado el cargo, el ex presidente Andrés Manuel López Obrador goza del respaldo de 8 de cada 10 ciudadanas y ciudadanos mexicanos, según reveló la presidenta Claudia Sheinbaum.
Al no tener elementos serios y concretos contra la estructura de gobierno recurren al pasado, donde es más difícil encontrar la verdad y se escudan en datos que sólo los conservadores poseen.
En realidad, lo que hacen estos medios de información es tratar de borrar el presente en nombre del pasado. Es decir, quieren borrar la imagen actual de la Presidenta y no sólo por misoginia sino porque quieren crear un vacío de poder. Les estorban las nuevas leyes, no se adaptan a las normas, les fastidia la legalidad, no quieren una nueva justicia, etc.
Cualquier pretexto es bueno para criticar, puede ser las conferencias matutinas que la oposición y los medios convencionales adoptaron como una agresión a los comunicadores.
La amplia gama de temas que se manejaron en el pasado exigen cuentas claras en el presente y en diferentes casos reclaman a la memoria del ex presidente cálculos imprecisos o errores involuntarios, como el precio del maíz, su importación, la inseguridad y hasta su manera de vestir, donde se concentraron por mucho tiempo. Lo que quieren es vivir maiceados.
La Presidenta dijo en la conferencia matutina que el ex presidente goza de una alta popularidad entre la ciudadanía, pese a las campañas negativas en su contra.
“Nosotros hacemos encuestas cada mes con un equipo, saben cuánto trae de aprobación hoy a la pregunta ¿cómo consideras que gobernó Andrés Manuel López Obrador?: ¿bien o mal? 80 por ciento bien», afirmó la presidenta Sheinbaum.
“80 por ciento de aceptación, con toda la campaña de antes y toda la campaña de ahora”, afirmó convencida.
Las críticas se basan en detalles que antes los acuciosos críticos no percibían en el pasado, a pesar de ser más graves. Lo que ahora quieren ponderar es borrar la imagen de una presidenta a la que no pudieron obligar a romper con su antecesor.
Cada vez que se habla del ex presidente, los conservadores lo interpretan como una provocación, pero cuando no sale a relucir su popularidad, son los propios medios convencionales los que reviven la figura del ex presidente.
Los primeros meses del gobierno de Claudia Sheinbaum, dedicaron gran cantidad de espacios a impulsar la ruptura para allanar el camino de la división entre la sociedad, y sobre todo, en el gobierno. La continuidad no es copia al carbón ni ruptura visible, sobre todo cuando es el pueblo el que marca el rumbo, lo cual desconocen los conservadores que basan sus diferencias con la lejanía de las mayorías. No salen a la calle para no ser confundidos con los pobres. Se molestan que los funcionarios de la 4T hagan viaje al extranjero y coman en restaurantes de alta cocina, porque los aproxima a ellos y como se consideran superiores, hay que reclamar públicamente que no deben tener lujos, porque traicionan a los pobres, como lo que ellos acostumbran.
Más de un columnista era un constante acompañante de secretario de Estado en restaurantes caros, incluso comidas y desayunos con el propio Presidente de la República. Ahora esos “privilegios”, donde se mostraba el irresponsable ocio de los gobernantes ya no existen.
Nostálgicos, hablan del porcentaje de aceptación del ex presidente, como si les doliera físicamente su popularidad. Estas simpatías están acompañadas de un despertar de conciencia que evita que los comediantes de la información tengan público y cada día haya más rechazo a sus noticieros que no logran informar con veracidad.
Los mexicanos saben que no dicen la verdad, incluso, los más benévolos aseguran que difunden verdades a medias. Han sido desenmascarados continuamente y sus fantasías son evidentes.
Los comunicadores buscan el motivo de los errores del pasado que era el subsidio que los gobiernos daban a los medios por mentir, al decir que vivían en un país que nunca existió.
El pasado es un fantasma al que los conservadores siguen temiendo, pero el presente tampoco les es benéfico, de tal suerte que el tiempo se convierte en un enemigo político de los intereses políticos y económicos de quienes están acostumbrados a los privilegios.
PEGA Y CORRE.- Una especie de racismo y clasismo es muy notoria en algunos medios, la presencia en el Gran Premio de la Ciudad de México en el Autódromo Hermanos Rodríguez, nombra como personalidades que asistieron al evento a Claudio X. González, y “el abogado panista Roberto Gil Zuarth, quien ha sido diputado y senador por ese partido. Si hubiera alguien de Morena las críticas serían una cascada de denuestos en nombre de la austeridad que consideran traición a su causa…Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes.


