COLUMNISTAS

Ted Cruz en México, visita o invasión

El senador estadounidense hace ver las ventajas de la presencia de sus militares

Por Ángel Álvaro Peña

El motivo de la visita del senador republicano de Texas, Ted Cruz, hijo de padre cubano, es una intromisión si nos apegamos estrictamente a la diplomacia; sin embargo, la cortesía de México, y la solidez política de la Presidenta, le permite lucirse como anfitriona y envió al secretario de Relaciones Exteriores, Juan Ramón de la Fuente, a platicar con el visitante, a pesar de no ser invitado en ningún momento.

El motivo de su visita consistió en tratar de convencer al gobierno mexicano de las ventajas que representa la llegada de policías y/o militares a territorio nacional para realizar una cacería de los miembros de los cárteles de la droga, “por la seguridad de los estadounidenses y de los mexicanos”.

El senador republicano se ha distinguido por declaraciones contra el gobierno de México, y contribuido a endurecer la política del vecino país ante el nuestro, como el caso de designar a los miembros del crimen organizado como terroristas.

Además, recomienda a México seguir el ejemplo de Bukele, de ser más radical en el arresto de sospechosos y castigar severamente a los delincuentes. Pero no habló de las demandas internacionales que tiene el presidente salvadoreño por violar los derechos humanos y por condenar a mucha gente inocente por el simple hecho de estar tatuados o infringir una regla mínima de urbanidad.

La visión de Ted Cruz, no sólo es unilateral sino agresiva y carece de sustento histórico, por lo que sería más recomendable ver con mayor amplitud el panorama que tiene que ver con las drogas, porque si bien México es, según él, el principal vendedor, Estados Unidos es el principal consumidor.

Los más de 50 millones de adictos que podrían ser rehabilitados en buena parte, si esos militares que quieren enviar a territorio mexicano se capacitaran para apoyar a los adictos para dejar de consumir drogas no habría quién las adquiriera.

Así, de nada serviría que se vendiera droga si no habría nadie que comprara. Que se ocupe primero de los problemas de su país y, luego dé consejos poco amistosos a México.

El senador señaló que la propuesta del presidente Donald Trump para permitir el ingreso de tropas estadunidenses a territorio mexicano con fines de apoyo contra el crimen organizado “no es un proyecto de invasión”. Según dijo, durante una conferencia de prensa en la embajada de Estados Unidos en México y añadió: “México debería aceptar nuestra oferta como amigos”, lo cual ya suena a amenaza.

El senador por Texas atribuyó a la administración del presidente Joe Biden, la responsabilidad de un repunte migratorio y de las operaciones del crimen organizado. Claudia Sheinbaum, ha rechazado una presencia militar estadunidense en México y ha reiterado que “no habrá invasión”. La mandataria ha confirmado que Trump le propuso un mayor papel de las fuerzas estadounidenses en la lucha contra el crimen organizado, oferta que no aceptó.

“Acaben con los cárteles y eso hará que los ciudadanos de Estados Unidos y México estén más seguros”, dijo Cruz.

El senador republicano dijo que es más conveniente una acción conjunta para derrotar a los grupos del crimen organizado.

“México debería aceptar nuestra oferta como amigos. Entiendo las pasiones que siente el gobierno mexicano y México comprensiblemente se preocupa por su soberanía”, agregó el senador.

El viaje de Cruz es una avanzada de la visita del secretario de Estado, de origen cubano, Marco Rubio, quien se entrevistará el 3 de septiembre con la presidenta Sheinbaum, y tiene como objetivo impulsar temas como el desmantelamiento de cárteles, frenar el tráfico de fentanilo, detener la migración ilegal y promover el comercio, según dio a conocer el Departamento de Estado de EU.

La soberanía de México es inamovible. La presidenta interpreta perfectamente el sentir de la gran mayoría de la población, aunque debe reconocer que hay una oposición que a cambio de hacerse notar prefiere crear un espectáculo a través de la sumisión y la pérdida de la identidad.

La oposición no advierte que, ante la amenaza de una fuerza extranjera, más aún de corte militar, los mexicanos debemos estar unidos, pero la desesperación de los opositores por dar a conocer al mundo que todavía existen, los convierte en vendepatrias, traidores a sus ancestros, a su color, a su familia y a su idioma. Ahora, hasta la traidora Lilly Téllez, senadoras de la República de la oposición hablan mejor el inglés que el español y lo hacen para construir puentes en los medios de información extranjeros para que pasen libremente los soldados y los policías del vecino país.

Hay dos clases de gente que no caben en este mundo, es más que sobran en la humanidad: los traidores y los malagradecidos. Y de esos hay muchos en la oposición. Esa senadora traicionó a los que confiaron en ella para postularla en su partido de origen, a los que votaron por ella, creyendo que era en realidad morenista y a la Patria mexicana, donde nació por accidente.

La amenaza del exterior mueve a algunos, que no estaban conformes con el gobierno mexicano, a unirse alrededor de la Presidenta y apoyar sus decisiones. La oposición en cambio, si se adhiere a la propuesta del gobierno lo considera una derrota más de las muchas que el pueblo les ha impuesto.