INTERNACIONAL

Se cumplen bajas expectativas en reunión de negociadores rusos y ucranios en Turquía

Los negociadores de Rusia y Ucrania se reunieron este miércoles en Estambul, por tercera vez desde que Estados Unidos propuso de modo perentorio declarar un alto el fuego para negociar un arreglo político de este conflicto bélico, sin lograr ningún avance sustantivo hacia la paz, cumpliéndose así las escasas expectativas que había tanto en Moscú como en Kiev.

“Nadie espera un camino fácil. Naturalmente, será una conversación muy compleja. Los borradores (de arreglo político) son diametralmente opuestos”, previno a la prensa Dimitri Peskov, vocero del Kremlin, horas antes de comenzar el encuentro en la ciudad turca.

El líder ucranio, Volodymir Zelensky, estuvo varios días de esta semana diciendo en sus mensajes en redes para qué iba su delegación a Estambul: “Intercambio de prisioneros. Regreso de los niños (los 339 casos de menores que Rusia presuntamente se llevó contra su voluntad). Cese de las muertes. Y una cumbre de jefes de Estado para poder asegurar una paz duradera”, como cuatro prioridades.

Y como sucedió en las dos ocasiones anteriores los negociadores únicamente acordaron –algo para lo cual, en realidad, no tenían por qué viajar a la ciudad a orillas del Bósforo, opinan quienes conocen este tema– el enésimo intercambio de prisioneros de guerra (esta vez no sólo militares, también civiles) y de cadáveres de soldados caídos en combate.

Sin embargo, este canje es lo único positivo que se consiguió este miércoles y al menos podrá beneficiar a otros mil 200 soldados y civiles, por cada bando, retenidos que van a recuperar la libertad y a los deudos, los cuerpos de sus seres queridos para darles sepultura (Rusia ofreció entregar 3 mil cadáveres, cuando “Ucrania técnicamente esté preparada para recibirlos).

Los analistas se mostraban escépticos respecto a la posibilidad de avanzar en esta reunión hacia una solución negociada, argumentando que ni Rusia ni Ucrania están interesados en este momento en cesar hostilidades.

Los primeros porque son conscientes de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dio a Rusia luz verde para intentar ganar el máximo de territorio ucranio posible durante su ultimato de 50 días; en tanto los segundos están convencidos de que podrán mejorar sus posiciones en el frente de combates con las armas que les prometió el propio Trump, aunque tengan que pagarlas algunos miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).

Haciendo caso omiso de las críticas del secretario general de la OTAN, Mark Rutthe, a Rusia por enviar a Turquía como principal negociador a “un tipo que era historiador y empezó a contar la historia de Rusia desde el año 1250” (Vladimir Medinsky), el Kremlin reviró que el mismo jefe de la alianza noratlántica estudió la carrera de historia, y volvió a mandar a Estambul la misma delegación.

Ucrania hizo lo propio, aunque en esta ocasión el jefe de su grupo de negociadores, Rustem Umerov, quien en los dos anteriores encuentros era titular de la cartera de Defensa, ahora ostenta el cargo de secretario del Consejo de Seguridad Nacional y Defensa.

La cita de este miércoles comenzó con una conversación de Medinsky y Umerov, sin comitivas, en la que participó el canciller turco, Hakan Fidan. Tras hora y cuarto, se incorporaron los miembros de las delegaciones y el tercer encuentro terminó 40 minutos después.

Umerov, al término del mismo, declaró a los reporteros que Ucrania propuso celebrar una cumbre Zelensky-Putin antes de que termine agosto siguiente porque “sólo una reunión de ese tipo puede desbloquear las negociaciones. Rusia debe mostrar su disposición”.

Medinsky, por su parte, trasladó la posición del Kremlin en el sentido de que “una cumbre así, debe estar bien preparada para que pueda celebrarse” y sugirió “volver a las pausas cortas humanitarias en el frente, de entre 24 y 48 horas” para sacar heridos y retirar cadáveres, informó la agencia noticiosa TASS.

Rusia y Ucrania van a formar tres grupos de trabajo para plantear a distancia, con recursos telemáticos, asuntos políticos, humanitarios y militares.

Resumidas, las opiniones de quienes siguen de cerca este conflicto bélico apuntan a que rusos y ucranios llegaron a la ciudad turca con una ficción compartida –que ambos están dispuestos a negociar– y metas antagónicas para esta reunión:

Moscú, imponer su memorando para un arreglo político, que no es –según los expertos– sino un catálogo de imposiciones que sólo pretende la capitulación incondicional de Ucrania, sin ofrecer ninguna concesión.

Kiev, forzar una cumbre cuatripartita de líderes con participación de los presidentes ucranio, Volodymir Zelensky, ruso, Vladimir Putin, estadunidense, Donald Trump, y turco, Recep Tayyip Erdogan, estos últimos que deberían de ejercer el primero de mediador y el segundo de anfitrión, estando de lado del que acepte un cese de hostilidades (Kiev dijo estar de acuerdo; Moscú, no).

Al mismo tiempo, se comenta con insistencia, Rusia confía en que la situación podría cambiar a su favor si el 3 de septiembre siguiente –fecha que coincide con el fin del ultimato dado por Trump a Putin para cesar hostilidades– el inquilino de la Casa Blanca acepta la invitación de su colega chino, Xi Jinping, y asiste al magno desfile que se celebrará en la Plaza Tiananmen de Pekín para conmemorar el 80 aniversario de la victoria china sobre la agresión japonesa. Putin ya confirmó su asistencia y espera que pueda concretarse una cumbre trilateral, en caso de que el republicano no decline participar.