Marketing envilecido,“el miedo no anda en Trump”
A Juicio de Alfredo Jaliffe, en Substak: “Ahora que empieza a despejarse la humareda espesa de la guerra: la Primera Guerra de Desinformación Global, repleta de engaños y mendacidades que tuvo hasta su doble repetición del japones Teatro Kabuki, entre sus múltiples factores que pueden ser analizados diagramáticamente tanto en forma vertical como horizontal, factores transcendentales geoeconómicos que contribuyeron a la muy cantada guerra del premier israelí Netanyahu contra Irán. Para Sprinter Observer la guerra de Israel y EU contra Irán no versa únicamente en el plutonio ni el uranio ni el cambio de régimen, sino que primordialmente es una lucha por las rutas de transporte, para convertirse en un puente entre dos centros de poder global.
La Casa Blanca urgió a las naciones del hemisferio americano a fijar una postura en torno al conflicto en Medio Oriente. “Es momento que cada país determine si va a respaldar a un régimen que es patrocinador estatal del terrorismo” declaró Trump, provocando la invasión con mentiras en Irán, al estilo de los Bush con Irak.
Donald Trump no tardó en revelar la motivación esencial de su ataque a Irán: el cambio de régimen; es decir, la sustitución de la república islámica, y cambiar a su líder supremo, el ayatollah Ali Jamenei, por Reza Pahlavi, hijo del Sha destituido. El momento nos obliga, mediáticamente, al sentir de los supremacistas trumpianos.
Simultáneamente Trump lo hace con los migrantes hispanos. Un día sin inmigrantes. Eso es por lo que decenas de miles de latinos han protestado en Estados Unidos, cuando fue convocada una protesta nacional para no acudir al trabajo ni a la escuela. La manifestación fue organizada de manera orgánica en las redes sociales, pero tuvo también presencia en las calles de ciudades con nutrida presencia hispana. Son muestras del repudio a las políticas de Donald Trump, quien ha emprendido una cacería de indocumentados desde que volvió a la Casa Blanca. (Caos que se observa en el filme del 2004, Un Dia sin mexicanos, de Sergio Arau).
En una nueva escalada de las tensiones con Harvard, la administración de Donald Trump retiró este jueves el derecho a la prestigiosa universidad a matricular estudiantes extranjeros. En una carta dirigida al presidente de Harvard, Alan Garber, la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, le anunció la revocación con efecto inmediato, de la certificación del Programa de Estudiantes y Visitantes de Intercambio (SEVIS): “Harvard tuvo muchas oportunidades de hacer lo correcto. Se negó. Han perdido su certificación del Programa de Estudiantes y Visitantes de Intercambio como resultado de su incumplimiento de la ley. Que esto sirva de advertencia a todas las universidades e instituciones académicas del país”, acusando a la universidad de fomentar la violencia, el antisemitismo”. (Forbes).
Lo que ha seguido religiosamente la Gran Bretaña, que pretende borrar razas no arias del planeta: Como reza el anuncio que usaría las leyes antiterroristas para prohibir las manifestaciones de organizaciones pro-Palestina, tipificado como delito pertenecer a estos grupos después de que sus activistas dañaran dos aviones militares británicos en protesta por el apoyo de Londres a Israel, provocando la ira contra Hamás, Al Qaeda o ISIS según la legislación británica.
Alfredo Jaliffe, en Facebook, publica la carta del Congreso de EEUU, en donde propone a Donald Trump para el Premio Nobel de la Paz, por su actuación en el conflicto, de doce días, entre Israel e Irán. El colmo del cinismo que el causante directo, junto a Netanyahu, del conflicto bélico, sea merecedor del codiciado premio internacional. Durante sus 250 años de historia, Estados Unidos ha sostenido que posee un mandato legítimo para derrocar a los gobernantes que no sean de su agrado e imponer en su lugar regímenes satélites cuya función real es garantizar los intereses de la Casa Blanca y las corporaciones estadunidenses.
El editorial de la Jornada lo resume espléndidamente: “Esta perspectiva histórica permite entender que la farsa bélica de Donald Trump contra Irán no puede achacarse sólo al conocido gusto del magnate por las exhibiciones machistas de fuerza o a su alineamiento ideológico con el sionismo, sino que se inscribe en una tradición bipartidista que su país ha seguido por casi un siglo. Sin embargo, ha dejado su sello personal en la manera de presentar como una gran victoria atribuible sólo a él, la paz que se habría alcanzado tras el intercambio, de gran farsa, en los ataques a todas luces calculados para limitar los daños y servir más a fines propagandísticos que estratégicos”. Bien merece una nominación al Oscar por su actuación teatral en las plataformas X y TikTok, de Elon Musk.
Ver la carta en este sitio: (https://www.facebook.com/story.php?story_fbid=1266502131500579&id=100044224126690&mibextid=wwXIfr&rdid=7TcSbUTIJN0E7SjF#)
Es evidente que no hay registro de una sola guerra estadunidense que no sea bendecida por el Dios del dólar. Aparentemente todas las guerras estadunidenses son divinas. Y, obviamente, es un Dios cristiano, mientras el comandante en jefe sigue vendiendo su Biblia cristiana por 59.99 dólares. Trump no proviene del cristianismo nacionalista, pero sabe bien que esa es una de sus bases electorales claves. También el grupo de cabildeo sionista más grande de Estados Unidos no es judío, sino cristiano, Christians United for Israel, agrupación evangélica derechista que dice tener 10 millones de miembros y cuyo liderazgo se ha reunido con Benjamín Netanyahu en Washington. Resulta que creen que Jesús regresará a la tierra en Israel. (David Brooks. American Curios. La Jornada).
Sí, la humanidad está en peligro y si algo se nos esconde, será porque no es posible que los actores de la guerra pretendan ignorar que un conflicto armado mundial ahora, sólo sería el último enfrentamiento entre los humanos actuales, ya que las elites se resguardarán en el bunker billonario y el Marte de Elon Musk. Con gran similitud en la visión de George Orwell con riesgo de encaminarse a su novela 1984. Generando garantía de una distribución horizontal del conocimiento digital para ejercer el control desde arriba. “El miedo no anda en Trump” (David Books dixit). Se recomienda ver la película de 1983, El Día Después de Nicholas Meyer, para recordarnos de la que, dicen, nos salvamos. ¿Será?