QUE SIGA LA DEMOCRACIA
Sospechosamente el movimiento denominado “Que siga la democracia”, -iniciado por morenistas para impulsar la figura política de la revocación de mandato-, hoy pretende convertirse en partido político y ya iniciaron trámites en el INE, lo cual significaría una escisión de MORENA.
Esto levanta suspicacias pues parecería ser que hoy que las circunstancias externas, -principalmente la tensa relación actual con Estados Unidos-, implica la rectificación de políticas públicas impulsadas por López Obrador, se pretende rescatar la revocación de mandato para convertirla en una camisa de fuerza para obligar a la presidenta Sheinbaum a poner por encima de cualquier circunstancia de conflicto en este turbulento futuro, a los postulados que le heredó López Obrador.
Evidentemente un movimiento de este tipo no podría surgir como parte de MORENA, ejerciendo presión a la presidenta que representó a ese partido en las elecciones.
Por tanto, crear un nuevo partido, -que parezca independiente de MORENA-, cumpliría excelentemente estos fines: presionarla a partir de la amenaza de la revocación de mandato.
En política una cosa son las intenciones, las lealtades y los compromisos morales y otra las circunstancias.
El filósofo español José Ortega y Gasset daba a conocer hace más de 100 años su célebre frase “Yo soy yo y mi circunstancia”, que en política también cobra vida.
El contexto, -interpretado como circunstancias-, define la política.
Las problemáticas toman sentido a partir de las circunstancias y hoy este gobierno de Estados Unidos presidido por Donald Trump se convierte en este momento en la circunstancia más determinante para el futuro de nuestro país y la forma en que la presidenta Sheinbaum negocie con Donald Trump va a definir muchos temas.
La política obradorista “abrazos y no balazos” dejó de ser la directriz en materia de seguridad y combate a la delincuencia, le pese a quien le pese, aunque éste sea López Obrador. García Harfuch así lo ha dado a conocer.
Aunque los sentimientos de la presidenta sean de gratitud respecto a su mentor político, el impacto de las amenazas de Trump hacia México rebasa cualquier subjetividad.
La crudeza de la realidad política enfrentará a este gobierno con el anterior. Ya declaró Trump que “el gobierno de México tiene una alianza con los cárteles del narcotráfico”, lo cual debe impulsar al gobierno de la presidenta Sheinbaum a generar acciones contundentes para demostrar que esto no es cierto.
Por ello, es de esperarse que López Obrador, -quien estaría siendo el destinatario de esta acusación-, esté definiendo estrategias para asegurarse que la presienta Sheinbaum no lo dejará solo aunque esto signifique un enfrentamiento diplomático entre los dos países.
No debemos olvidar que López Obrador rompió los pactos y alianzas oficiales entre la DEA y el gobierno de México, -que eran una tradición política-, e incluso, se lanzó en contra del Departamento de Estado de los Estados Unidos y de su cabeza durante la presidencia de Joe Biden: Antony Blinken.
Frente a este escenario la única estrategia que seguramente piensa el expresidente que le garantizará la lealtad de su sucesora, es la revocación de mandato y para ello requiere un partido político que pueda asumir la promoción de esta herramienta de control político.
Qué tan fácil le den el registro a este nuevo partido político denominado “Que siga la democracia”, nos descubrirá qué tan cierta es esta estrategia obradorista.
¿A usted qué le parece?