Protestas masivas en Siria por vandalismo de santuario alauíta
Varias ciudades de Siria, incluida la capital, Damasco, han sido escenario de protestas masivas por parte de ciudadanos indignados por el vandalismo contra un santuario alauíta, la rama del Islam a la que pertenecía el presidente depuesto Bashar al Assad y que ahora ha quedado en minoría tras la llegada al poder de rebeldes y yihadistas.
En concreto se trata del santuario del jeque Abu Abdulá al Husein al Jusaibi, ubicado en la provincia de Alepo y que ha sido quemado, según han detallado testigos presenciales y otros grupos de observación en el país. «Es un ataque a todos los alauítas», ha manifestado Haider Ali a DPA en Homs, donde han estallado las protestas.
Aunque las protestas han estallado en Homs, rápidamente se han extendido a otras ciudades sirias como Latakia o Tartus, donde se refugian la mayoría de adeptos al depuesto Al Assad; o en otras localidades como Baniyas, también en la costa siria; o en el barrio de Mezzé, en el oeste de Damasco.
Los manifestantes exigen que se diriman responsabilidades entre los responsables de los ataques al santuario religioso, a la par que exigen que se expulse a los «extremistas» de las filas del nuevo gobierno, integrado por islamistas y yihadistas. También exigen el fin de «matanzas de sirios», según informa el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos.
Ante la inestabilidad en estas zonas del país, las fuerzas de seguridad han impuesto un toque de queda nocturno de doce horas en Homs y en Baniyas. Aunque las fuerzas rebeldes se han erigido como las nuevas autoridades, su control se extiende por apenas la mitad del territorio sirio.
El Ministerio del Interior de transición ha afirmado que el santuario había sido objeto de actos de vandalismo por parte de grupos desconocidos el mes pasado, cuando la ofensiva rebelde y yihadista logró expulsar del poder al depuesto Al Assad, al frente de Siria desde hacía 24 años.
Sin embargo, las autoridades han lanzado una advertencia para todos aquellos que difundan «rumores que pretenden desestabilizar el país y dañar la paz civil», acusando directamente a los remanentes del régimen de Al Assad como responsables de estar detrás de estos «rumores» y ataques en zonas del oeste de Siria.
La ofensiva en Siria, lanzada el 27 de noviembre desde la provincia de Idlib permitió a yihadistas y rebeldes tomar la capital, Damasco, y poner fin al régimen de la familia Al Assad, en el poder desde 1971 –primero con Hafez al Assad (1971-2000) y posteriormente con su hijo, Bashar–, ante un repliegue constante de las tropas gubernamentales, respaldadas por Rusia e Irán.