COLUMNISTAS

LA NUEVA POLÍTICA EXTERIOR BINACIONAL

Ricardo Homs

La ventanilla única en el manejo de la diplomacia parece ser una idea muy institucional, asumida por la presidenta Sheinbaum. Sin embargo, en estos tiempos donde las redes sociales como “X” ofrecen respuestas directas, inmediatas y en tiempo real para los gobernantes, se requerirá mucha sensibilidad, tacto e intervención directa y personalizada para manejar las relaciones con nuestros dos socios comerciales más importantes: Estados Unidos y Canadá.

El nuevo equipo de política exterior del presidente Trump nos presagia relaciones turbulentas que deberán ser capoteadas directamente por la presidenta Sheinbaum con el apoyo de  nuestro canciller, Juan Ramón de la Fuente.

Trump es un experto en el manejo de redes sociales y su predilección por la red “X”, hoy propiedad de su colaborador Elon Musk, le dará un poder mediático y de poder de comunicación nunca visto.

Si en su primer mandato como presidente fue sancionado y suspendida su cuenta por Twitter por el tono de sus comunicaciones, -como sucedió en enero del año 2021, “debido al riesgo de mayor incitación a la violencia”, antes de que la comprara Elon Musk, ahora en este nuevo gobierno incluso podrá manipular el manejo de esta red en todo el mundo.

La inmediatez que ofrecen las redes sociales en la política exterior hoy es un factor de altísimo riesgo, pues propiciarán mensajes cien por ciento emocionales, de tipo personal y no institucional.

La tercera guerra mundial podría ser declarada de modo unipersonal a través de una cuenta de la red “X”,  sin las formalidades diplomáticas institucionales de antes.

Antiguamente las decisiones presidenciales llevaban su ritmo antes de trascender públicamente, lo cual daba tiempo a la reflexión personal, así como a la intervención de los asesores presidenciales, que generalmente eran especialistas con gran conocimiento político y madurez emocional. Cuando los comunicados se hacían públicos era a través de conferencias de prensa y boletines, muy analizados y repensados. La política, -por tanto-, en ese entonces era racional. 

En contraste, las redes como “X” permiten que mensajes emocionales de los gobernantes den la vuelta al mundo sin control.

En este nuevo contexto la relación de nuestro país con el gobierno norteamericano deberá darse de modo directo, entre la presidenta Sheinbaum, -con el apoyo de nuestro canciller-, sin escuchar las opiniones de López Obrador, quien mostró en sus últimos meses total falta de sensibilidad en su relación con el gobierno de Joe Biden.

Todavía recordamos los reclamos y recriminaciones del expresidente López Obrador al Departamento de Estado del Gobierno de Estados Unidos, precisamente el equivalente a nuestra Secretaría de Relaciones Exteriores.

Fue la experiencia política, la tolerancia y la paciencia del presidente Biden lo que evitó el conflicto. Lo mismo sucedió cuando el presidente López Obrador intentó chantajear la Cumbre de Las Américas organizada por Estados Unidos en Los Ángeles, en el 2022, cuando desafió a los organizadores amenazando que, si no incluían a Cuba y Venezuela en esta reunión hemisférica, él no asistiría. Lo cumplió y no sucedió nada y por ello quizá se envalentonó.

Este tipo de circunstancias no se volverán a repetir en este gobierno norteamericano encabezado por Donald Trump y el nuevo responsable de la diplomacia norteamericana, -el exsenador de origen cubano Marco Rubio-, un declarado enemigo de México. Por menos que lo que Biden toleró a López Obrador, ahora sí habría drásticas represalias.

Mientras el gobierno de Biden se distrajo en los conflictos Rusia-Ucrania y en el de la Franja de Gaza, -ahora complicado por la intervención de Irán-, en el rol de policía global, vimos como resultado laxitud y flexibilidad para lidiar con la problemática de México. Este nuevo gobierno del presidente Trump y su canciller Marco Rubio, cambiará prioridades.

Biden terminó encomendando a Ken Salazar la relación total con nuestro país.

En contraste, Trump y Rubio seguramente, -como ya lo anunciaron-, se alejarán de los conflictos internacionales distantes, -ubicados en otros continentes-, pero focalizarán su atención de forma directa y personalizada en su relación con México y Latinoamérica.

Por ello debemos estar atentos a la interferencia de nuestro Congreso en los asuntos de política exterior, considerando que ya quedó claro que el bloque morenista y aliados controlan la operación legislativa con su mayoría calificada, pero en realidad responden a las órdenes directas y autoritarias del expresidente, como lo demostró el nombramiento desaseado, espurio e ilegítimo de la presidenta de la CNDH Rosario Piedra Ibarra, protegida de López Obrador.

La visión dogmática y combativa de López Obrador, -manifestada a través de las bancadas de Morena y aliados-, podrían constituir un punto de conflicto con Estados Unidos y Canadá.

La presidenta Sheinbaum tendrá que estar muy atenta a los indicadores y señales que lleguen de arriba de nuestra frontera y a su vez, mantener en la raya al Congreso morenista y tener oídos sordos para las recomendaciones de López Obrador.

¿A usted qué le parece?