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ZEDILLO Vs. AMLO

Ahora que el presidente Ernesto Zedillo criticó abiertamente a la reforma judicial en una reunión privada realizada en México, evidentemente el presidente López Obrador, -fiel a su estilo-, descalificó a su antecesor y sacó a relucir todos los estereotipados y reclamos que le endilga cada vez que de modo ocasional éste ha hecho algún comentario sobre el desempeño de México durante la presente administración… pura palabrería y demagogia.

Sin embargo, López Obrador nunca va a reconocer que Zedillo consolidó la democracia en México al facilitar la alternancia partidista, al entregar de modo pacífico y respetuoso la presidencia de la república a un partido de oposición, poniendo fin al largo régimen priísta. De este modo en el año 2000 se dieron las condiciones para que en 2018 López Obrador llegase a ocupar la presidencia.

En contraste, López Obrador  24 años después, -de forma caprichosa y autoritaria-, presionando sutilmente a las instituciones electorales, obtuvo una sobrerrepresentación legislativa en el Senado que le permitió imponer con mucha soberbia sus reformas legislativas, que lo único que pretenden es regresar a un régimen autoritario, del cual Zedillo nos ayudó a salir.

El legado de Zedillo fue la democracia plena y el de López Obrador es el regreso al autoritarismo.

López Obrador nunca tendrá el respeto y reconocimiento que recibe Zedillo en el extranjero y en los foros que participa. Ellos son los dos polos opuestos de nuestra historia.

Zedillo recibió una economía aún frágil y sustentada con alfileres, que se resquebrajó en diciembre y sumió al país en una crisis. Sin embargo, en lugar de lamentarse y culpar a su antecesor, construyó una estrategia económica y entregó a su sucesor un país financieramente sólido.

En contraste, López Obrador está entregando a su sucesora una economía maquillada que en cualquier momento puede estallar.

Zedillo siempre discreto y aportando conocimiento.

Zedillo fue un estadista, que nunca se aferró al poder y por ello no tuvo remordimiento de permitir que se respetase la voluntad ciudadana manifestada en las urnas, en las elecciones del año 2000. Este hecho que parecía lejano en los años ochenta  y noventa marcó la historia de México pues puso fin al gobierno de un partido hegemónico.

La historia es inexorable y más aún en la época de la transparencia y la claridad. El legado de cada quien saldrá a relucir en un futuro.

¿A usted qué le parece?