COLUMNISTAS

MISIÓN IMPOSIBLE

Parece imposible que la Cuarta Transformación de la Nación entienda que combatir a la delincuencia propiciada por la narco-política es una demostrativa de sensibilidad política, orgullo ético y un buen gobierno. Es verdaderamente imposible que comprenda que son más peligrosos los delincuentes que aquellos mexicanos que no estamos de acuerdo con las ocurrencias y la forma de gobernar de Andrés Manuel López Obrador. La narco-política ha convertido a Palacio Nacional y a nuestras instituciones de procuración e impartición de justicia en un inmenso vertedero de inmundicias.

Como decía Maquiavelo, el poder corrompe, en otras palabras, ese mandato es el enemigo de Andrés Manuel López Obrador, de nuestra justicia y de la razón política. El Primer Magistrado de la Nación, por desgracia prefirió la imposición de una malsana ocurrencia de “besos y abrazos a la delincuencia”; a la Ley, al Derecho, al Código Penal y a nuestra Constitución. Si esto ocurrió también durante la época del neoliberalismo, en mayor medida aconteció en el presente sexenio, donde ese poder se contaminó con la corrupción y contaminó a la marcialidad del uniforme verde olivo.

Mientras ello acontece y acontecía, la objeción de la Academia de Derecho Penal del Colegio Nacional de Abogados Foro de México, A.C., creció progresivamente. ¿Qué piensan de ello nuestros próximos gobernantes y representantes?. Claudia Sheinbaum Pardo y/o Bertha Xóchitl Gálvez Ruiz, ¿Decidirán también brindarle impunidad a la narco-política?. ¿Afrontarán tan indeseable problema con la justicia y el buen derecho?.  ¿Asistiremos a la crítica a gobernantes anteriores?.  ¿Seguirán las ganancias obtenidas por el narcotráfico pagando campañas políticas?.

La gran pregunta que ahora formula la abogacía independiente de la República, es: ¿Qué pasará con nuestro México?.

Pero si esos cuestionamientos son, entre otros muchos, cualificados ejemplos de cómo no se debe de gobernar a un País o cómo se hizo imposible la actuación de la justicia por haber sido afectada por una serie de obscuros y mezquinos intereses económicos políticos. El episodio de la política de “abrazos y besos” nos ilustró sobre la actitud de un poder corrompido que hizo fracasar la grandiosidad de la aplicación de un buen derecho.

Los temores que se suscitan sobre la perpetuidad del poder de la narco-política ojalá no sean confirmados por la próxima presidenta de los Estados Unidos Mexicanos. Ello seguiría afectando a la dignidad y grandeza de nuestra Nación. En ese caso, si se diera, el observatorio de estudios jurídico penales seguiría pugnando porque se le investigara y sancionara.

Cualquier jurista sabe por experiencia que cuando se comete un delito, hay que denunciarlo, investigarlo y si es procedente sancionarlo, ojalá la futura Primer Magistrada de la Nación no continúe con la misma idea de brindarle impunidad a la delincuencia, ello no sería síntoma de buena gobernanza.

 

Es cuánto.