En la cuerda floja
Por Aurelio Contreras Moreno
Tras la definición de la candidatura presidencial opositora en la persona de Xóchitl Gálvez, y la esperada confirmación de que el obradorato postulará a Claudia Sheinbaum, lo que sigue es un escenario incierto, pues las reglas del juego fueron violentadas y ese solo hecho ya puso en riesgo no solo la legalidad, sino sobre todo la legitimidad de todo el proceso electoral.
En el Frente Amplio por México fueron incapaces de culminar su proceso interno tal como lo plantearon, con una elección primaria. Ya fuera por un temor fundado de que el régimen interviniera en la votación para alterar el resultado, o porque hayan calculado que no tenían los recursos –políticos y financieros- para sacar a la gente a votar el pasado domingo, lo cierto es que quedó un sabor agridulce por lo que a todas luces es un signo de debilidad de la coalición opositora ante el aparato oficial, que va a operar de la misma manera –si no es que mucho peor- en las campañas y la elección constitucional.
No es que estén mejor del lado de Morena y aliados. No hay incertidumbre alguna sobre quién será su candidata. El “dedazo” está consumado y Claudia Sheinbaum será ungida este miércoles con el anuncio oficial del resultado de la “encuesta”, en la que el único voto que cuenta, el del presidente Andrés Manuel López Obrador, fue emitido desde mucho antes de que llevaran a cabo su pantomima de “campaña interna”.
A partir de esta semana, ambas serán “coordinadoras”. Una, del comité del Frente Amplio por México; otra, de los comités de “defensa de la cuarta transformación”. Ambos, membretes sin sustento legal real, eufemismos para darle la vuelta a la ley que establece el arranque de los procesos internos de los partidos hasta el mes de noviembre.
¿Qué es lo que ambas van a hacer en todo este tiempo, tomando en cuenta que los tiempos legales para la inscripción formal de candidaturas son hasta el año entrante? Pues caminar al límite de la legalidad entre lo que les está o no permitido hacer y decir. Aunque a decir verdad, en ambos bandos se ha quebrantado a tal grado la ley electoral, que aun cuando a cualquiera le podrían anular la candidatura, eso es algo que se ve muy difícil, o más bien, imposible que suceda, por las consecuencias que esto implicaría.
Pero eso conlleva a una problema igual de grave: al pisotear de esta manera la legalidad, la partidocracia ha debilitado peligrosamente a los encargados de hacerla valer: el Instituto Nacional Electoral y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, cuyas decisiones han terminado por ser políticas y no jurídicas, incrementando con ello la falta certeza y el riesgo de que las campañas se desarrollen completamente fuera del marco legal, como ya ha estado sucediendo, pero a un nivel en el que sea imposible sostenerlas ante la enorme cantidad de violaciones a la normatividad que se vayan a registrar.
Aunado a ello, el proceso transcurre en medio de un ambiente de alta polarización que aumentará notablemente de intensidad en muy poco tiempo, junto con la amenaza de la violencia política que, de por sí, ya es común en época electoral, y que en este proceso puede alcanzar una nueva dimensión por todo lo que está en juego.
Vienen tiempos complejos para el país, que ha sido colocado en la cuerda floja por la ambición de la peor clase política que se haya visto en los últimos 20 años. Y vaya que ya es decir.
COLOSIO SE ABRE
Finalmente, el presidente municipal de Monterrey, Luis Donaldo Colosio Riojas, le cerró la puerta de manera definitiva a la postulación para ser candidato presidencial por Movimiento Ciudadano.
La razón es contundente: “no voy a entrar a esas riñas inconsistentes. Respeto mucho a Movimiento Ciudadano, es la plataforma en la que pretendo quedarme para hacer mi carrera política, pero no voy a ser artífice de la división de una oposición que tiene genuinas intenciones de recalibrar el rumbo de México, sería irresponsable”.
Colosio Riojas entendió a tiempo que el papel de esquirol no es por el que quiere ser recordado. Y con ello, exhibió todavía más a Dante Delgado, de quien resulta más que claro que está jugando abiertamente del lado del obradorato.
Con la pérdida de su registro se lo coma.