COLUMNISTAS

Violencia de género Vs. Beatriz o cinismo extremo de la ministra Piña 

 

Por José Lima Cobos

En tanto por un lado se ejerce una violencia de género innecesaria contra una militante de un partido político que creyó en un ejercicio democrático, por el otro, la soberbia que obnubila a la ministra de la Suprema Corte de Justicia, Norma Piña Hernández, lanza sus garras para saquear y atracar la economía de la nación sin ponderar que las necesidades de la sociedad, están por encima de la avaricia o los privilegios de las minoría que, ni imparten justicia  a la nación, pero alardean de defender a la constitución cuando está acreditada su violación en cerca de quince años que tienen de ejercer sus funciones.

Si Beatriz Paredes creyó en la honestidad de los dirigentes de su partido, que se puede decir que está acabado, pero que en el fondo aún representa mucho, —con todo y su triste trayectoria que se genera desde Carlos Salinas de Gortari en que sentó   las bases para destruir al país— es inadmisible que esa política, supuestamente experimentada, haya caído en el garlito de que se integraba a un frente electoral amplio por México, cuando está probado, con Peña Nieto con el Pacto por México , así como con Zedillo, Fox y Calderón se sentaron las bases para exterminar las empresas de la nación, y ponerlas al mejor postor y enraizó la corrupción, donde también los ministros de la Suprema Corte de Justicia están vinculados a la oligarquía interna, contra los intereses nacionales.

 

EL DISCURSO DE PAREDES

Si alguien conoce a los bandidos que han desgobernado y saqueado, desde hace 30 años a la nación es precisamente Beatriz Paredes. En un discurso incendiario que pronunció a nombre del candidato presidencial Miguel de la Madrid durante su campaña electoral, sufrió un reprimenda enérgica del candidato que la hizo derramar lágrimas, luego fue apapachada por el candidato —era una joven dirigente campesina de Tlaxcala—, llega a la diputación local y federal, más tarde dirigente de la confederación nacional campesina, senadora, gobernadora y embajadora, en fin, lo que quiere decir que con tantas tablas su mente acusaba ignorancia cuando la utilizan para después despreciarla en una auténtica violencia de género, porque aquí si, un reconocido saqueadores de los bienes de campeche, como es el presidente del ese partido, la exhibe y luego la desecha de esa forma tan vergonzosa, exponiéndola al ludibrio ante todos pese a que el presidente López Obrador, con toda antelación había anunciado que la candidata sería la señora X, quien está acusada de pertenecer al Cártel Inmobiliario de la Ciudad de México.

Tamaña ofensa es imperdonable y más al entregarla , en bandeja de plata , al partido, que como acción nacional, tiene menos militantes que todos los demás existentes y que de inmediato se le pone fuera de la política electoral  para que sirva de esquirol contra la política transformadora que ha emprendido el país para realizar una obra pública monumental como es la refinería de Dos Bocas en Tabasco, o bien la que se compro en Estados Unidos  y ya no se diga de la obra del tren maya que comunicará todo el sureste, abandonado por cierto, al bienestar general del país, o el aeropuerto Felipe Ángeles o la  salvación de la educación elemental de los niños y la atención a la salud con el IMSS o el ISSSTE de manera gratuita de los mexicanos, así como el rescate de la economía nacional que se puede presumir, se ha mantenido ajena de empréstitos como lo acostumbrados en el pasado.

Pero si es indigna la farsa que se montó, lo que hizo – primero el programa y luego el hombre— aquí surgió al revés , primero la encuentra y después la elección  no vinculante, esto es, la farsa no debe prevalecer sobre la democracia que es el voto popular, pero nada de eso se respetó, y solo una encuesta a modo, saca a una militante del juego  político para exhibirla como una persona ajena a encabezar un movimiento de lucha por la vinculación de la nación al bienestar colectivo, en síntesis, la desvergüenza, de lo peor, para ponerla en ridículo.

Si lo anterior no fuera suficiente, a la inversa, una ministra del tamaño de la perversidad de Alito Moreno, Piña Hernández, viene el chantaje y quiere hincarle el diente al presupuesto nacional y ni tarda ni perezosa reclama que la justicia, que no se imparte en ninguna esfera de sus majestuosos recintos, requiere de más dinero para la comodidad de portar la toga y el birrete al tamaño de su desvergüenza, lo que conlleva a que se pondere con seriedad el juicio de procedencia para quitar la arrogancia y  prepotencia a  los que quieren vivir como millonarios, aunque cuarenta millones de mexicanos aún viven en la miseria o pobreza extrema, ningún sentimiento de solidaridad, solo el billete es lo que importa.

El chantaje de la corte no tiene parangón en la historia de México, porque se quiere que se dejen de atender las causas sociales para que once ministros violen la constitución y junto a los  20,000 millones que tienen guardadito quieren 84,000 millones más, que sin vigilancia alguna manejan a su gusto y en la impunidad ni  castigo alguno, es decir que viven en la pureza de la ignominia, ahora corresponde a los diputados fiscalizarlos y exigirles cuentas, porque si es tanto lo que se invierte en la justicia, porque las cárceles están llenos de presos y las encuestas, a propósito, señalan que la justicia no existe en México, en concreto, si no se da la democracia real y efectiva y tampoco la justicia es rápida y expedita, donde queda el dinero que se invierte para que ambos —democracia y justicia— se el pan nuestro de cada día.

 


 

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