A trabajar cabrones
Por Ángel Álvaro Peña
Los programas sociales son el Talón de Aquiles de Xóchitl Gálvez. A pesar que surge en la política como parte de la estrategia de apoyo a los sectores vulnerables de la población, principalmente a los adultos mayores, en alguna entrevista cita a su abuelo y señala que dichos apoyos no deben ser para siempre sino que aprendan a trabajar los ancianos de México.
En el caso de la señora X como es conocida en el mundo de la política, quien la hizo surgir en la administración pública ahora se convierte en su enterrador: Vicente Fox. Al llegar este personaje a la Presidencia de la República la nombra directora General de la Comisión para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, donde seguramente le nació la idea de sentirse parte de los pueblos originarios sin pertenecer a ellos.
Pero 23 años después, el mismo Vicente Fox la manda al paredón. Cita en público su declaración más polémica que fue la de intentar negarle a los adultos mayores la pensión que el actual gobierno elevó a rango constitucional, motivo por el cual intentó llegar a Palacio Nacional para decir que no dijo lo que dijo.
La vida política de Xóchitl duró lo que su padrino quiso. Él la hizo nacer y él la asesinó políticamente. Ya de su historia ni la histeria queda.
Lo cierto es que la candidatura de la señora X, murió antes de nacer. En estos días que busca ser la abanderada de la oposición para competir por la Presidencia de la República, le surgieron muchos obstáculos para llegar, muchos de ellos colocados por ella misma, antes de llegar a la meta.
La torpeza de Xóchitl, propia de las personas que carecen de vocación política, la hicieron fenecer ante los embates que apenas iniciaban. Es decir, a menos de un mes frente a los reflectores del pueblo, su figura pasó de la elevación ficticia y efímera, a la caída justificada e irreversible.
La frase de Isaac Newton, “Todo lo que sube baja”, le faltó decir y a veces se queda en el suelo. De por sí el cargo de senadora le había quedado muy grande a Xóchitl, como para pretender brincar a niveles superiores de la política. Sus actividades en el Senado se redujeron a simples anécdotas donde le disfraz era su común denominador, porque utilizó varios y muy variados: el uniforme del equipo Cruz Azul, encadenada como acto de escapismo a la Henry Houdini, a una curul del Senado, una botarga de dinosaurio, ciclista en invierno, piyama en la tribuna del Senado, recinto que siempre confundió con carnaval. Pero no se le conoce iniciativa alguna o propuesta legislativa que haya trascendido.
A pesar de las frivolidades carnavalescas y de la nulidad de proyectos legislativos, la oposición la lanza como su posible representante para el cargo político más importante del país, con una corresponsabilidad propia de quien sólo quiere ganar las elecciones para recuperar sus privilegios. Los títeres suelen disfrazarse para cada ocasión, dependiendo de espectáculo que quiera montar su titiritero.
Sin duda la palabra de Vicente Fox es letal, porque no sólo acabó de condenar a Xóchitl recordando su frase de “A trabajar cabrones” sino que en su afán por dar a conocer a sus favoritos de la política dijo una frase que lejos de ayudar perjudica: “Ebrard tiene más escrúpulos que otros”. A lo que el ex secretario de Relaciones Exteriores seguramente dirá: “No me ayudes compadre”, como le decía Tin Tán a su carnal Marcelo en las viejas películas.
En la entrevista mortal que tuvo Fox dijo frases que no sólo tiznan sino que manchan y muchos, como: “Creel era mi preferido”, “No hubo fraude en 2006”, “Zedillo fue un demócrata”, “García Luna empezó conmigo”, “La justicia americana es decepcionante”, y para rematar aclaró que es el único ex presidente de México vivo que radica en México.
La lengua viperina de Fox aniquila, pero también entierra y este es el caso de Xóchitl Gálvez, a quien dejó en la lona, al recordar la vieja frase que la propia señora X asegura nunca haber pronunciado, contra los apoyos a los mexicanos de la tercera edad. Hasta dijo, “como dijo Xóchitl”; sin embargo, pidió públicamente que de llegar a la Presidencia la ex delegada en Miguel Hidalgo, le hiciera el favor de regresarle su pensión como ex presidente para ya no tener “penurias” económicas.
Lo único que pudo decir la agonizante Xóchitl Gálvez fue que ella no regresará las pensiones a los ex presidentes del país.
Mientras esto sucede el Tribunal electoral la obliga a renunciar a su senaduría si quiere seguir concursando por su imposible candidatura a la Presidencia de la República. No fue la única a la que se le obliga a renunciar, también a su correligionario Santiago Creel, quien se niega también, rotundamente, a dejar su cargo.
Así a lo que Fox da vida también puede quitársela y así dejó sin aliento a quien la oposición había inflado intensamente, tan rápidamente que desde el principio se advertía su pronta caída. El crecimiento artificial de Xóchitl exigió toda una historia falsa que la dibujaba como algo que no era y más tardaron en crearle la leyenda que en ser desmentida.
PEGA Y CORRE
El INE llega al absurdo al contar como ingresos a Morena la venta de los muñecos que personifican al Presidente. La mayoría de estos vendedores son ambulantes y carecen de padrón y control alguno. El INE sigue alucinando en un país que sólo existe en la imaginación de los consejeros electorales.
Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes