La lucha de clases en Argentina
Por Arturo Salcido Beltrán
Alberto Fernández es un gran dirigente social de gran solidez política, inteligente y preparado, con una impresionante trayectoria de lucha. Tiene claridad de pensamiento, de acción y su proyecto es nacionalista, de amplio bienestar social, de desarrollo económico.
Argentina, ha sido uno de los países de más alto desarrollo social y cultural en América Latina y en el mundo, lo seguiría siendo, si el gigante yankee no hubiera decidido parar de golpe su ascenso frenando el desarrollo de sus fuerzas productivas y apoderándose de sus recursos y empresas.
Argentina es ganadera, casi por obligación de la naturaleza y la ganadería condujo al desarrollo de la agricultura necesaria correspondiente. Pero no tiene industria que le dé soporte al campo. Todo lo importan.
La ganadería produce bienes de exportación y a su vez demanda muchos bienes de importación. Grandes empresas agropecuarias de propiedad privada, en manos de nacionales y de extranjeros tienen gran necesidad y apetito de dólares y de bienes del exterior.
Su población tiene un gran orgullo por la alta calidad de la carne que producen, tienen un alto nivel de escolaridad y de conciencia política, pasión irracional por el futbol y gran preferencia por lo extranjero.
Argentina ha padecido brutales dictaduras militares impuestas por Estados Unidos, que conllevan siempre, represión, cárcel, asesinatos, desapariciones, destierro y sometimiento económico a sus intereses, que implica entrega de los recursos naturales, endeudamiento extremo, devaluaciones, empobrecimiento general para el pueblo y la complicidad de una camarilla empresarial que impone sus condiciones políticas.
Frente al imperialismo se han alzado diversos proyectos encabezados por diferentes figuras que han alcanzado niveles presidenciales, enmarcados en el peronismo y en el justicialismo, que se parecen, pero no son lo mismo y que en la práctica ha significado que cada gobierno nacionalista, progresista, relativamente de izquierda, trate de remendar lo que los gobiernos de derecha han destruido, para volver un día a entregarles el poder y la posibilidad de destruir todo.
AsÍ, ha sido por décadas, los extremos más claros los tenemos entre los gobiernos de Kirchner y Macri y ahora de Fernández. Unos se enriquecen y destruyen al país, otros reconstruyen y mejoran las condiciones generales de vida, pero nunca alcanza y el juego además de que no termina, no pasa de ahí.
Es como si en vez de una Penélope hubiera dos, una vuelve a tejer de día, lo que la otra desbarata de noche.
Macri aplicó todas las recetas del FMI para destruir a Argentina y para enriquecer a su camarilla corrupta y endeudó al país con una tremenda cantidad de dólares que nunca llegaron, como hicieron Zedillo y Salinas en México.
Argentina tiene hoy un tremendo endeudamiento y vive hostigada por el Fondo Monetario Internacional, inflación, desempleo, pero sobre todo, inestabilidad política encabezada por los mismos viejos ricos al servicio del imperialismo, por los políticos corruptos a su servicio y por los tres poderes que siempre están al servicio de los poderosos: el Ejército, el Poder Judicial y los medios de difusión, que siempre pertenecen a la derecha al servicio de Estados Unidos.
Alberto Fernández y Cristina viven amenazados por los aparatos de poder antagónicos.
La historia se repite en cada lugar. En cada país de nuestro continente sur.
La lucha de clases en Argentina tiene particularidades muy especiales. La mayor parte del proletariado es rural, en su doble modalidad, ganadero y agrícola. Un alto porcentaje de los asalariados trabajan para el Estado y han sido incorporados al trabajo por gobiernos de izquierda y de derecha.
El pueblo argentino ha escrito gloriosas páginas de lucha y las ha escrito con su sangre.
Tal vez, estamos viviendo una etapa de luz, así como los pueblos europeos están alcanzando a comprender que sus gobiernos obedecen al amo americano y que ellos pagan siempre con destrucción y sangre sus dictados, en Latinoamérica, tal vez, estamos aprendiendo que la lucha electoral de todo o nada en cada proceso, respetando las reglas de enemigos muy poderosos que no juegan limpio, no está bien. Algo falta.
* Director General de publicaciones del Instituto Politécnico Nacional | 2001-2010
* Autor del proyecto de iniciativa de Ley para una Nueva Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos | 2000
* Diputado federal por el Partido Comunista Mexicano | 1979-1982
* Presidente del Colegio Nacional de Economistas | 1989-1992
Correo: asalcido.b@gmail.com
Twitter: @AsalcidoB