La perspectiva de género en las asignaturas de estudio de las universidades
Por Dra. Zaida Alicia Lladó Castillo
“Tendremos mucho trabajo para abordar desde las universidades, por lo que se debe apoyar la instauración de asignaturas de igualdad de género en la Universidad”
Ma. Elena Chapa Hernández (1944-1921)
Al cumplirse el primer aniversario luctuoso -este 9 agosto pasado-, de una valiosa mexicana “regia” de nacimiento y corazón, la Maestra, filósofa, académica y política de primer nivel, María Elena Chapa Hernández (1944-1921), quiero referirme en este escrito, a los avances que hoy ya se perciben en el país sobre uno de tantos anhelos por los que muchas mujeres principalmente académicas, lucharon y lo siguen haciendo, para que se incluyera en los planes de estudio de las universidades mexicanas las asignaturas con enfoque de igualdad de género.
El proceso ha sido largo y lento…pero, seguro. Los expertos y expertas en género y feminismo -docentes e investigadores- han dedicado por décadas su capacidad y tiempo al estudio y comprensión de los factores que han incidido ancestralmente en el fenómeno de dominación entre hombres y mujeres en sus múltiples manifestaciones en el contexto de la sociedad: en las relaciones en la familia, en los centros educativos, en el trabajo, en el marco de la comunidad, etc., con la intención de incidir en la cultura social y política de las regiones y países. Y es en la mayoría de los casos, que, de la propia academia, han surgido aportaciones y fundamentos jurídicos, económicos, laborales, educativos, de salud, etc., que las instituciones sociales (movimientos feministas), políticas (partidos) y de gobierno (poderes ejecutivo, legislativo y judicial) han tomado como base para formular leyes y ordenamientos en materia de género, en un esfuerzo compartido entre gobierno, academia y sociedad, que ha dado ya sus frutos y que no se debe detener.
Si hacemos memoria, en el Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018, se establecía la importancia de “fomentar un proceso de cambio profundo en las dependencias de la administración pública, para evitar se reproduzcan los roles y estereotipos de género que inciden en la desigualdad, la exclusión, y discriminación, los cuales repercuten negativamente en el éxito de las políticas públicas”. De esta manera el estado mexicano, aseguraba la incorporación de la perspectiva de género en la planeación nacional, pero también lo hizo en su Plan Sectorial de Educación (PSE).
Lo que planteaba dicho Plan, en su momento era: impulsar la perspectiva de género y de derechos humanos en los procesos de planeación y evaluación del sector educativo. Y para instrumentar esta estrategia en la línea de acción 2, proponía: la incorporación en los planes y materiales de estudio las perspectivas de igualdad entre mujeres y hombres, de derechos humanos y de no discriminación, con el propósito de eliminar los estereotipos de género y prevenir los actos de violencia contra las mujeres”.
Hoy por su parte el Gobierno Federal en Plan Sectorial de Educación (PSE) 2020-2024, plantea en el punto de objetivos prioritarios, apartado 6.1 párrafo uno: Garantizar el derecho de la población en México a una educación equitativa, inclusiva, intercultural e integral, que tenga como eje principal el interés superior de las niñas, niños, adolescentes y jóvenes. Y en su párrafo dos dice: Proporcionar una educación equitativa, inclusiva, intercultural e integral requiere la implementación de medidas para la igualdad que permitan combatir las brechas socioeconómicas, regionales y de género en el acceso, tránsito y permanencia en las diferentes trayectorias formativas de las y los estudiantes, lo que hace necesario que se identifiquen y eliminen las barreras al aprendizaje y a la participación.
AsImismo dicho plan, reconoce los derechos contemplados en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, entre ellos: la no discriminación (art.1º ); el derecho a la educación y el de gozar de los beneficios del desarrollo de la ciencia y la innovación tecnológica (art. 3º); el acceso a la cultura, educación física y la práctica del deporte (art.4º) , al acceso a las tecnologías de la información y comunicación ( art. 6º) , así como , el respeto al derecho a la libertad de convicciones éticas, de consciencia y de religión ( art. 24º). Pero, llama la atención, el párrafo contiguo -que asemeja una aclaración-: la incorporación de la perspectiva intercultural y de género en los procesos de programación y presupuestación se rige por el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) para cada ejercicio fiscal correspondiente y por la Ley federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria, art. 27 y 28. Es decir, que éstos son rubros que dependen de la disponibilidad de fondos presupuestados y aprobados en el PEF en cada ejercicio fiscal, y que , dependerá del dinero que se otorgue al sector educativo y sus prioridades, para que puedan ser implementados o fortalecidos. Situación que hoy con los recortes presupuestarios al sector, colocan el tema en un lugar secundario.
Pero, aun con ello las instituciones de educación superior, en particular las universidades han hecho un esfuerzo desde tiempo atrás, para incluir en sus currículas universitarias el enfoque de género. Entre las instituciones pioneras en estos avances sin duda esta la UNAM, que ha trabajado sobre el tema desde la década de los 70, investigando y obteniendo valiosas aportaciones interdisciplinarias, logrando desde el 2008 ubicar la perspectiva de género en sus planes institucionales y sobre la normativa correspondiente. Por ejemplo, en 2013, la Comisión Especial de Equidad de Género de su H. Consejo Universitario, creó los Lineamientos para la Igualdad de Género y, en 2018, emitió el Documento Básico para el Fortalecimiento de la Política Institucional de Género de la UNAM.
Por otra parte esta institución, en su Plan de Desarrollo Institucional 2019-2023, ha definido un objetivo muy claro: “incorporar de manera permanente la perspectiva de género (PEG) y la protección a los derechos humanos en todas las labores académicas, en la investigación, en los planes y programas de estudio, en los cursos y diplomados dirigidos a la comunidad universitaria, en la difusión, creación y extensión universitaria y en los medios de información, así como en las tareas de la UNAM”. Ello ha permitido que hoy en la mayoría de sus facultades e institutos se hayan incluido en sus planes y programas de estudio las materias con perspectiva de género, en algunos casos aun con carácter optativo, pero a partir del 2023, se prevé que sean obligatorias en todas.
Sin duda este es un tema que las universidades del país han tenido presente y a partir de ello se ha podido lograr la aprobación, a través de sus órganos de decisión, Lineamientos o Protocolos, dirigidos a la atención de casos de discriminación, acoso, hostigamiento y violencia dentro de las instalaciones universitarias y algunas se han preocupado por instaurar Enlaces de Género en sus facultades e institutos. Avances que han permitido llevar un seguimiento y control de los casos y la prevención de estos. Pero, no en todas las instituciones se ha logrado incidir para que en sus planes y programas de estudio de las diferentes disciplinas se incluyan las asignaturas con este enforque.
En el caso de la Universidad Veracruzana (UV), no obstante que desde noviembre del 2010 se instauró el primer Programa de Equidad y Estudios de Género de la UV (PEEGUV) y con ello el Proyecto de Fomento a la Perspectiva de Género ( a través de las PIFI, PROFOCIE y cambiando después el nombre a Programa de Fortalecimiento de la Calidad Educativa), aprovechando la disposición de la Secretaria de Educación en el momento, por primera ocasión se destinaron fondos para fomentar la perspectiva de género en las Instituciones de Educación Superior ( IES), y ello permitió que la UV contara con recursos para apoyar ese programa por un monto de un poco más de 2.3 millones, que se reflejó en diferentes acciones: asignaturas, cursos, talleres, mesas, redondas, campañas , exposiciones , publicaciones, materiales tecnológicos y de comunicación, así como encuentros académicos sobre estudios de género, etc. Lo anterior permitió obtener un bagaje de información importante y de utilidad en diagnósticos y propuestas de datos, y eso es lo que se requiere continuar fortaleciendo para que se cumpla el objetivo que dio origen a este Centro: el de generar y transmitir con el mayor rigor científico posible, conocimientos sobre estudios de género en beneficio de la comunidad universitaria , de otras instituciones de educación superior y de la sociedad en general; y así mismo elaborar e implementar políticas de equidad e igualdad de género y formar especialistas para coadyuvar con la transformación de las condiciones de desigualdad , inequidad , discriminación y violencia , que existen por ese motivo en nuestro país. Pero para que eso se logre se requiere del interés y voluntad política de los gobiernos y de quienes los encabezan en sus diferentes niveles y órdenes, para apoyar esta labor.
En resumen, la apertura que hoy tienen ya muchas universidades del país -y ojalá se logre en todas-, de incorporar en la formación de los estudiantes la visión de la igualdad entre géneros y el respeto a los derechos de los mismos , llevará no solo a introducir dicha perspectiva en las actividades cotidianas de estos centros universitarios , sino también que cada disciplina haga visible: 1) su aportación a la cultura institucional y dentro de la sociedad para aspirar a mundo libre de la discriminación de género, 2) promover desde cada disciplina el diseño de procedimientos académicos e institucionales orientados a fomentar el respeto entre los individuos y comunidades y ello se refleje en la formación del educando; 3) privilegiar la perspectiva científica de género, por sobre las visiones radicales, en el modelo educativo que mejor convenga a cada disciplina, a los jóvenes en formación y con ello se favorezca a la sociedad, y 4) principalmente, que se dote a los futuros egresados de esos centros universitarios, de la capacidades y sensibilidad, para saber desenvolverse dentro del marco de la igualdad y el respeto en el ejercicio de su profesión.
Gracias y hasta la próxima.
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