Polo Deschamps: el nuevo chapulín de la política veracruzana
Polo Deschamps fue candidato a la alcaldía de Alvarado, buscó la gubernatura de Veracruz por Movimiento Ciudadano y presidió Medellín de Bravo bajo las siglas del PAN. Durante años habló pestes del gobierno de Cuitláhuac García; lo señaló, lo confrontó y lo utilizó como su principal antagonista político. Aun así, hoy aparece instalado en la cúpula estatal tras ceder su voluntad y sumarse, sin mayor resistencia, al equipo de la gobernadora. Ese es, en esencia, el actuar de Polo: criticar fuerte, acomodarse rápido y aterrizar suave.
Ahora bien, lo que ocurrió este martes tiene una relevancia especial. La alcaldesa de Alvarado, Lizzette Álvarez Vera —sí, del municipio contra el que Polo compitió y perdió— asistió a su toma de protesta como Director General de la Administración Portuaria Integral de Veracruz (API Veracruz). Más aún: la propia alcaldesa aclaró que la invitación vino directamente del gobierno del estado. Esa foto, ese encuentro y ese mensaje reflejan mucho más que protocolo. Hablan de una operación política que exige tragar sapos sin hacer gestos, de una apuesta por la gobernabilidad y de un pacto —aunque sea de saliva— por el desarrollo de un municipio que, apenas hace meses, él buscaba gobernar desde otro frente.
Lescores, que quede claro: aprovecho para puntualizar algo que siempre he sostenido: no soy de los que satanizan el chapulineo político. Cambiar de bando es parte de la dinámica del poder y, por sí mismo, no es pecado. El problema surge cuando la narrativa previa y la postura posterior se contradicen de forma tan evidente que ya no hace falta explicarlas: se explican solas. Se puede estar en desacuerdo con la Cuarta Transformación, pero no en contra del desarrollo de una ciudad; se puede rectificar, pero no justificarse; se puede moverse, pero con congruencia. Lo que no se puede es despotricar un año y aplaudir al siguiente sin asumir el costo moral de esa maroma.
Porque la trayectoria reciente de Polo habla por él. En 2024 despotricó y calumnió a la hoy gobernadora; en 2025 fue premiado por la 4T como candidato de Morena a la alcaldía de Alvarado, y ahora recibe otro premio: la dirección del API.
Y mientras las lealtades se evaporan a la velocidad de un ciclo electoral, queda claro que en este tablero político hay quienes no cambian de principios… solo cambian de silla. Y Polo Deschamps, como siempre, cayó en la mejor.


