El PAN se radicaliza
-Lejos de armonizar con el tiempo, sigue añorando el pasado y no puede actualizar ni su imagen
Por Ángel Álvaro Peña
La derecha más peligrosa es la agonizante, como fiera acorralada que ya perdió todo pero quiere, por lo menos, dar un último zarpazo, mostrar vida, así está el PAN, que anuncia en su peor momento un relanzamiento cuyos preceptos son cosméticos y su capacidad de convocatoria se limita a quienes en su momento vieron que los partidos por los que apostaron, simplemente se quedaron en el camino.
De la ideología o la estructura del partido, nada que decir, ni siquiera hubo una sutil autocrítica.
La transformación más notoria fue un leve cambio en el logotipo del partido, nunca había sido modificado desde 1939, que surge como una respuesta al miedo al socialismo. La obsesión por combatir este “peligro”, persiste a lo largo de 86 años, lapso en el que los panistas no han cambiado.
Esa es la esencia del partido y con ella se quedarán hasta el día de su muerte.
En el PAN persiste un gran temor, quedarse sin registro, porque el padrón que realiza cada tres años el INE, puede dejarlo fuera de la competencia electoral por no tener el mínimo de afiliados, que deben ser, hasta el momento, 246,270, equivalente al 0.26 por ciento del padrón, el blanquiazul cuenta con 277 mil, cantidad que cambiará porque crece todos los días el padrón, así como la participación de los mexicanos en las urnas.
El número de militantes ha disminuido en el PAN desde la realización del último padrón que es de agosto de 2023. Entonces si la militancia ha disminuido y el padrón ha crecido, el 0.26 por ciento exigirá más militantes por partido y el que menos militancia tiene es el PAN.
De todas forma el PAN anunció su “relanzamiento”, en el mismo sitio donde nació: el Frontón México, frente al monumento a la Revolución de la Ciudad de México.
Mostró los mismos rostros, los mismos discursos, los mismos enemigos y los mismos proyectos.
Anunció el “fin a una era de alianzas”, que da por concluido el ciclo en el que esa formación política unió su destino al PRI, aunque ahora haya pláticas con Movimiento Ciudadano, partido que tampoco se encuentra en su mejor momento.
Los padrinos fueron los líderes de somos México, asociación política que pretendía convertirse en partido pero vio que a tres meses de cumplir con los requisitos que exige la ley, no los cumple de tal manera que su dirigente, Guadalupe Acosta Naranjo, también presente en el acto del PAN; se queda sin partido y los oportunistas de sus amigos se fueron a la fiesta de la renovación de la derecha, como el empresario Claudio X. González y por videomensaje, el ex consejero presidente del INE, el racista Lorenzo Córdova, quien convocó a “continuar luchando por rescatar nuestra democracia”.
El derechista ex presidente español José María Aznar dijo a los panistas que son “garantía de estabilidad frente a la incertidumbre; seriedad frente a la demagogia y compromiso con la democracia liberal frente al populismo”,
Para complementar el cuadro de ultraconservadores aparece en escena el presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano, Ramón Castro, obispo de la diócesis de Cuernavaca, quien resaltó la importancia de trabajar por el bien común.
“Comenzamos hoy una nueva era, en donde el futuro de Acción Nacional no depende ni dependerá de ninguna alianza partidista, ni pasada ni presente ni futura”, aseveró su dirigente nacional panista, Jorge Romero Herrera, en medio de un cónclave medieval.
Su aproximación a la ultraderecha fue el mensaje velado que sin anunciarse todos percibieron.
Entre los asistentes estuvieron gente muy cercana al Opus Dei a la ultraderecha como el primo del actor y amigo de Trump, Eduardo Verástegui, César Augusto Verástegui, de Tamaulipas; Renán Barrera, de Yucatán: Santiago Taboada, de la CDMX.
También estuvo Xóchitl Gálvez, el ex secretario de Gobernación, Santiago Creel, ex presidentes del partido como Luis Felipe Bravo Mena, además de Jorge Castañeda, ex canciller en el sexenio de Vicente Fox.
Pero la lista de vendepatrias no termina ahí, también asistieron el historiador Enrique Krauze, personajes que nunca había expresado públicamente su simpatía por Acción Nacional.
La derrota anticipada de Somos México, contrastó con el optimismo inexplicable de un PAN que se dice renovado sin cambiar ni de camisa.
En medio de ese entusiasmo convocaron a una marcha del Monumento a la Revolución al Ángel de la Independencia, a las 10 y media para iniciar la marcha a las 11, a esa hora había apenas 300 personas, la mayoría organizadores del evento, como Michel González, secretaria general del partido; las gobernadoras de Chihuahua, Maru Campos, llegó sobria; de Aguascalientes, Tere Jiménez; y de Guanajuato, Libia García; de la alcaldesa de Cuauhtémoc, Alessandra Rojo de la Vega, quien se decía sin partido, luego apoyo al PRI, y ahora se presenta como panista. También estaba Kenia López Rabadán, presidenta de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados y el prófugo de la justicia, Ricardo Anaya, quien dijo que se debe sacar al “cartel de Morena” del gobierno.
Hubo testimonio de acarreo, entrevistas de personas que no sabían los nombres de los actuales líderes panistas, quienes hablaban además, de una inexistente refinería construida por Felipe Calderón, o afirmaban que el monumento Estela de Luz, apodada la “Suavicrema” les había entregado apoyos. Es decir, no tenían idea de lo que estaban haciendo en medio de una obligada asistencia que en ningún momento llegó a mil personas, a pesar de que se había convocado a una reunión a nivel nacional.
Preocupante en realidad para el PAN una derrota más a la vista de todos, su desapego al pueblo, su rechazo a la mexicanidad, su traición a la patria, son factores que los expulsan de este momento de la historia donde es el pueblo el que rige los destinos del país.
En más de una ocasión los panistas se confesaron sin patria, ahora que fueron convocados sus legisladores a donar 15 días de su salario para los damnificados del norte de Veracruz, dijeron que no, que debieron conservar el Fonden si necesitaban dinero. Cuando la donación era más por solidaridad que por necesidad, dinero no hace falta sino calor humano del que están todavía muy apartados los panistas. Así muestran su lejanía con sus representados y marcan su distancia con el pueblo.