Los energéticos son nuestra historia
Por Ángel Álvaro Peña
Nunca como ahora se había apreciado el gobierno de Estados Unidos tan dividido. Y no es sólo a partir de las diferencias entre los miembros de sus únicos dos partidos políticos sino en la propia Casa Blanca, donde tienen visiones diferentes sobre problemas nacionales y del resto del mundo. Ya habían debatido algunos grupos de alto nivel, por varios temas respecto a México. Hubo quienes cuestionan, desde el mismo partido del presidente, el Demócrata, sobre coincidencias o diferencias con el gobierno mexicano.
Ahora, el tema es el Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos y Canadá, que pareciera tener interpretaciones encontradas entre quienes enviaron a México una especie de extrañamiento con la intención de revisarlo, como si no estuviera lo suficientemente definido.
Porque quieren dar a los anexos, la misma importancia que a lo esencial de dicho acuerdo, sobre todo tratándose de los energéticos, situación asentada en el artículo VIII, el cual retrasó la firma final del documento porque, afirma el Presidente, fue necesario que los representantes de nuestro país lo redactaran para que les quedara claro, incluso se le llevó texto al entonces presidente, Donald Trump para que diera su visto bueno.
Afirma López Obrador enfático que de no aprobarse dicho texto no hubiera habido tratado, lo que sorprendió a los analistas del otro lado de la frontera fue que en los antecedentes de la firma México había aceptado incluir los energéticos.
Los firmantes los discutieron y los actuales funcionarios del gobierno estadounidense quieren que se mida con el mismo rasero los anteriores gobiernos que permitían la injerencia de los socios en la política de los energéticos mexicanos, considerados, como en cualquier país del mundo, de seguridad nacional.
Así como los estadounidenses se dijeron sorprendidos por el cambio de actitud en relación con los funcionarios del país que están en el gobierno desde 2018 con los anteriores, también sorprende a los mexicanos que, en este momento, quiera cambiarse el contenido del acuerdo, precisamente cuando algunos periodistas y medios en México se alarman por un problema que sólo implica una lectura cuidadosa.
No es la primera vez que los medios mexicanos pronostican un enfrentamiento con Estados Unidos, casi a nivel de catástrofe, pero siempre se han equivocado. Quieren que a México le vaya mal para justificar su existencia. Ser agoreros del desastre los coloca en la parte más lastimera y dócil de la sociedad, porque ceder en el aspecto de energéticos con los socios del norte, implica ceder en la soberanía, situación que nunca les importó a los gobiernos anteriores.
El presidente lo ha dicho claramente: “Bueno, en lo primero, aun tratándose del mercado más importante del mundo, si tener acceso a ese mercado nos implica ceder soberanía, no lo aceptamos, no vamos a entregar nuestra independencia a ningún gobierno extranjero. Además, no tienen razón, aun cuando tengan muchos lambiscones, vendepatrias, que les aplauden en nuestro país, no tienen razón”.
Es tan evidente que sorprende a México ese cambio de actitud sobre lo ya pactado que López Obrador anunció que podría escribirle una carta a su homólogo del vecino país solicitando una explicación al respecto.
La intención, aseguran algunos, es abrir brecha sobre otros aspectos que conduzcan a la injerencia de los socios en el litio, la plata y el oro. La jefa del comando Sur de Estados Unidos, generala Laura Richardson, externó hace días su preocupación sobre el tema del litio en los países de América Latina, al señalar que precisamente esas naciones que poseen litio, como Argentina, Bolivia, Chile, México, entre otros, donde los regímenes progresistas gobiernan, están dominados por Rusia, según su apreciación, y que dañan la democracia y, por lo tanto, su acceso en el futuro a la manipulación de energéticos, metales minerales y riqueza subterránea de los países cuyos gobiernos no concuerdan con la Casa Blanca.
Para aclarar la actual posición de México el presidente López Obrador leyó el capítulo al que hiciera referencia: “Capítulo 8. Reconocimiento del dominio directo y la propiedad inalienable e imprescriptible de los Estados Unidos Mexicanos de los hidrocarburos”.
Subraya con la pregunta “¿No es un hidrocarburo el gas, el petróleo? Dentro de ese mismo tema, y como parte de la tan cuestionada, por la oposición y algunos medios, integración a la seguridad nacional de las obras públicas señaló: “Acaba de resolver la Suprema Corte de Justicia lo que tiene que ver con la ley eléctrica, en pleno ejercicio de sus procesos democráticos. Yo no fui impuesto, es un gobierno legal, es un gobierno legítimo, a eso se refiere. Son procesos democráticos, son instituciones, legal, legítimamente constituidas”.
En parte de ese artículo se señala: “México se reserva su derecho soberano de reformar su Constitución y su legislación interna”.
Se trata de un artículo que la mayoría de los funcionarios de México se sabe de memoria porque fue discutido con amplitud en reiteradas ocasiones y que motivó fuertes debates entre los integrantes de los tres países.
Se trata de una revisión, no de una catástrofe, aunque algunos medios tratan de pensar que México podría salir del tratado por no coincidir con la exigencia extralegal y sorpresiva de los socios. Basta leer y acatar. No se trata de una interpretación sino de una ejecución de un tratado que celebraron, con bombo y platillos los tres países, y ahora resulta que le faltó algo, porque en realidad lo que le sobró fue maña y mala voluntad a algunos integrantes del gobierno del vecino país.
El Jefe del Ejecutivo concluyó el tema y, con ello, la conferencia con una frase contundente: “No sólo porque tenemos la razón, sino porque no nos conviene, y no sólo es México, no le conviene a Estados Unidos, ya no es el tiempo de antes”.
PEGA Y CORRE
Para quienes aseguraban que México iba hacia el desaparecido comunismo, el banca Santander México reportó utilidades por 12 mil 11 millones de pesos, lo que representó un incremento de 50.3 por ciento, con respecto a los siete mil 992 millones obtenidos en el mismo periodo del año previo… Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes.
Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes
**Las columnas firmadas en este medio son responsabilidad de quienes las firman**