Enfrentarán mipymes problemas al reducir jornada laboral, dice analista
En la opinión personal del analista fiscal orizabeño Fernando Mejía Cruz, la reducción de la jornada laboral amenaza con llevar a la quiebra particularmente en las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) del país, sector que podría enfrentar serias complicaciones económicas y operativas ante la necesidad de ajustar sus esquemas de trabajo.
La reciente aprobación de la reforma constitucional para reducir la jornada laboral de 48 a 40 horas semanales ha encendido alertas entre diversos sectores productivos y aunque la intención de mejorar las condiciones de los empleados es positiva, la aplicación de esta medida deberá ser paulatina y con un enfoque diferenciado para evitar daños colaterales en las compañías que sostienen la mayor parte del empleo en el país.
“Es un proceso que el gobierno tiene previsto implementar de manera gradual hasta el año 2030. Lo que se está haciendo en este momento, entre finales de junio y principios de julio, es abrir un espacio de discusión entre sectores obreros, patronales, sindicatos, académicos y autoridades para recabar información que permita una aplicación sensata”, explicó.
Mejía Cruz advirtió que las mipymes enfrentarán los mayores retos ya que muchas de ellas trabajan con presupuestos limitados y no tienen la capacidad de incrementar su plantilla para cubrir las horas de producción que se verían recortadas. “No se puede meter en la misma bolsa a una empresa de servicios, que a una de producción continua, o una que debe operar 24/7”, dijo.
Una de las alternativas que se han planteado en las mesas de trabajo es la creación de incentivos fiscales para aquellos negocios que tengan que contratar más personal o reestructurar sus horarios, especialmente si ello implica costos adicionales en nómina o en seguridad social.
Además, se analiza la posibilidad de aplicar la reforma en etapas, bajando progresivamente las horas de trabajo a lo largo de los próximos años. Por ejemplo, una propuesta sindical plantea iniciar este mismo año con una reducción a 46 horas, bajar a 44 en 2026, y alcanzar las 40 horas en 2027. No obstante, desde el gobierno y el sector empresarial se propone un esquema más pausado, que permita adaptaciones graduales sin poner en riesgo la estabilidad de las negocios.
“Se trata de un cambio profundo que debe considerar impactos económicos, financieros, legales y operativos, por lo que no es viable aplicarlo de manera abrupta. Se espera que para septiembre se presente una nueva propuesta más concreta, producto del análisis de todos los sectores involucrados”, opinó Mejía.
El especialista también subrayó que el enfoque de los foros y mesas de diálogo es un buen indicio de voluntad política, pero insistió en la importancia de pensar la reforma desde una perspectiva realista. “Queremos evitar que, por querer hacer un bien a los trabajadores se termine perjudicando a las que generan empleo y riqueza en el país”.
Mientras tanto, se recomienda a las empresas y a los trabajadores mantenerse informados sobre el avance de la discusión, ya que los próximos meses serán decisivos para definir cómo se implementará esta reforma que transformará el modelo laboral mexicano en los próximos años.