COLUMNISTAS

Manipulación y democracia

Hoy como nunca estamos atrapados en la manipulación del ideal democrático.

La democracia conlleva el grave riesgo de la manipulación, sobre todo en un país tan emocional como el nuestro.

Apelar a la democracia para manipular se ha vuelto cotidiano, pues quienes gobiernan ilegítimamente se asumen como representantes de la voluntad popular, sabiendo que difícilmente serán desmentidos.

Del mismo modo que López Obrador echó abajo la construcción de un aeropuerto calificado como “del primer mundo”, -como iba a ser el de Texcoco-, con una simple auscultación popular casi a “mano alzada”, preguntando a quienes jamás se han subido a un avión, -y menos aún son usuarios cotidianos de un aeropuerto-, si se terminaba de construir o no, hoy se manipula emocionalmente al pueblo.

Se capitalizó el resentimiento del ciudadano en contra de un sistema judicial corrupto, para ofrecerle la fantasía democrática de un cambio radical que estaría en sus manos, eligiendo directamente a jueces, magistrados y ministros de la SCJN sin darse cuenta que siempre se puede estar peor. Una elección sustentada en acordeones confirma la manipulación.

El estado es quien tiene todos los medios para manipular el voto ciudadano, tanto recursos económicos, -como los medios de coacción sobre los concesionarios de radio y TV-, y a eso le apuesta la 4T con su supuesta “vocación democrática”, que es totalmente manipuladora.

Con la desinformación total se convocó a una elección judicial, cuando casi la totalidad del electorado ni siquiera entiende qué es el Poder Judicial.

El voto consciente no existe en México, pues aunque esté disponible la información, no significa que sea entendida, comprendida y menos aún asimilada conscientemente.

El voto de los desinformados se convierte en altamente manipulable, y los acordeones promovidos por Morena dieron cuenta de ello.

La democracia en manos de un sistema político manipulador legitima el modelo autoritario y centralista que hoy se está consolidando con esta elección judicial.

¿A usted qué le parece?