“8 M” CLAROSCUROS
La conmemoración del Día Internacional de la Mujer, -o el denominado “8M”-, es un símbolo de una lucha iniciada en Europa a principios del siglo XX, cuando en Inglaterra las mujeres denominadas “sufragistas” formaron un movimiento social para exigir el derecho a votar en las elecciones, como una primera exigencia, para tener derechos políticos.
A fines del siglo XIX Emmeline Goulden Pankhurst lideró este movimiento, que en nuestros días aún continúa como un reconocimiento a la igualdad de derechos en todos los ámbitos: laboral, exigiendo los mismos salarios que se pagan a los hombres, las mismas oportunidades de desarrollo y en México, -hoy-, la exigencia de una vida libre de violencia.
Sin embargo, ya desde fines del siglo XVIII en Francia, Marie Gouze, escritora, inició su lucha personal por los derechos de las mujeres.
Han transcurrido 200 años y aún falta conquistar en México el derecho humano más fundamental de todos: el derecho a una vida libre de violencia.
No es México el país donde más se agrede a la mujer, pero sí el que nos debe preocupar.
En los países islámicos, -principalmente los fundamentalistas-, como Afganistán, Irán, y en general donde se gobierna con visión religiosa, no sólo no se han conquistado más derechos, sino que éstos han retrocedido.
En los países islámicos donde la “sharía” es una forma de vida, porque la moral no es una responsabilidad individual, sino una obligación controlada desde el estado, se llega al grado de reprimir incluso la vestimenta y a la que transgrede las reglas se le castiga con cárcel y con azotes.
Impedir el derecho a la educación para la mujer, como sucede en muchas culturas orientales, también es otra forma de represión, pero en México es la impunidad en el castigo a los violentadores de las mujeres lo que estimula la violencia.
De nada sirve tener leyes que protejan a la mujer si la aplicación de éstas no se cumple por indolencia de las autoridades frente a la violencia.
En un país donde la violencia se ha vuelto cotidiana, -sin excepción de género-, es evidente que también alcance a la mujer.
La conmemoración del día de la mujer no debiese centrarse en el 8 de marzo, sino que debiese ser una visión cotidiana para proteger a las mujeres de todo tipo de violencia, incluida la más peligrosa por ser invisible para la sociedad, que es la violencia intrafamiliar.
Que el día de la mujer no finalice a la medianoche de ese día, pleno de discursos gubernamentales y mensajes que reflejan buenas intenciones por parte de la sociedad, sino con el compromiso para la erradicación de la impunidad, castigando a los funcionarios públicos que la propician al no cumplir con su obligación y responsabilidad.
¿A usted qué le parece?